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2 Reyes 7:7 - Versión Biblia Libre

7 Entonces saltaron y huyeron por la noche, dejando atrás sus tiendas, sus caballos y sus asnos. De hecho, el campamento quedó tal como estaba cuando huyeron para salvar sus vidas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Así que se llenaron de pánico y huyeron en la oscuridad de la noche; abandonaron sus carpas, sus caballos, sus burros y todo lo demás, y corrieron para salvar la vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Habían pues huido al ponerse el sol, abandonando sus tiendas, caballos y burros, en una palabra, el campamento tal cual estaba, pensando sólo en salvar su vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Por lo que se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, y sus caballos, y sus asnos; dejando el campamento tal como estaba, y habían huido por sus vidas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Y al atardecer se levantaron y se dieron a la fuga abandonando sus tiendas, sus caballos y asnos, y el campamento tal como estaba; pues habían huido para salvar sus vidas.

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2 Reyes 7:7
18 Referencias Cruzadas  

Un carro importado de Egipto costaba seiscientos siclos de plata, y un caballo ciento cincuenta. También los exportaban a todos los reyes hititas, y a los reyes arameos.


Cada hombre mató a su oponente, y los arameos huyeron. Los israelitas los persiguieron, pero Ben Adad, rey de Aram, escapó a caballo con su caballería.


El terror asusta a los malvados, los persigue por todas partes, les muerde los talones.


No te engañes: un caballo de guerra no puede darte la victoria, ni su increíble fuerza podrá salvarte.


Los reyes de los ejércitos enemigos huyen, y las mujeres que se quedaron se repartieron el botín.


El Señor dirige las decisiones del rey como si fuera una corriente de agua, enviándola en la dirección que él quiere.


Los malvados huyen, incluso cuando nadie los persigue, pero los justos tienen la audacia confiada de los leones.


Sal de esa deuda como la gacela que escapa de una trampa, como un ave que sale de la jaula del cazador.


Ese día la gente tomará los ídolos de plata y oro que construyeron para adorar y los arrojarán a las ratas y a los murciélagos.


De modo que por estas dos acciones que no pueden cambiarse, y, como Dios no puede mentir, podemos tener plena confianza en que al huir buscando seguridad, podemos aferrarnos de la esperanza que Dios nos presentó.


Cada uno se puso en su lugar rodeando el campamento, y todos los soldados enemigos corrieron gritando; luego huyeron.


Entonces los filisteos entraron en pánico, en el campamento, en el campo y en todo su ejército. Incluso los que estaban en los puestos de avanzada y los grupos de asaltantes se aterrorizaron. La tierra se estremeció. Era terror proveniente de Dios.


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