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2 Crónicas 7:3 - Versión Biblia Libre

3 Cuando todos los israelitas vieron el fuego que descendía y la gloria del Señor en el Templo, se arrodillaron e inclinaron el rostro hacia el suelo. Adoraron y alabaron al Señor, diciendo: “¡Es bueno! Su amor confiable es eterno”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Cuando todos los israelitas vieron que el fuego descendía y que la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo, cayeron postrados rostro en tierra y adoraron y alabaron al Señor diciendo: «¡Él es bueno! ¡Su fiel amor perdura para siempre!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Entonces todos los hijos de Israel, viendo descender el fuego y la Gloria de Yavé sobre la Casa, se postraron sobre el pavimento, adoraron y alabaron a Yavé: 'Porque es bueno, porque es eterno su amor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y todos los hijos de Israel, al ver descender el fuego y la gloria de YHVH sobre la Casa, se inclinaron rostro a tierra sobre el pavimento, y postrándose, dieron gracias a YHVH, diciendo: ¡Porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Y todos los israelitas, al ver bajar el fuego y la gloria de Yahveh sobre el templo, se postraron rostro en tierra sobre el pavimento y adoraron y alabaron a Yahveh: 'Porque es bueno, porque es eterna su misericordia'.

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2 Crónicas 7:3
26 Referencias Cruzadas  

Al ver esto, todo el pueblo se postró en el suelo y gritó: “¡El Señor es Dios! El Señor es Dios”.


Denle gracias al Señor, porque es bueno. Su amor es eterno.


Los acompañaban Hemán, Jedutún y el resto de los elegidos e identificados por su nombre para dar gracias al Señor, porque “su amor confiable es eterno”.


Entonces David dijo a todos los presentes: “¡Alaben al Señor, su Dios!” Y todos alabaron al Señor, el Dios de sus padres. Se inclinaron en reverencia ante el Señor y ante el rey.


Josafat se inclinó con el rostro hacia el suelo, y todo el pueblo de Judá y de Jerusalén se postró ante el Señor, adorándolo.


Después de discutir con el pueblo, designó a unos cantores para que alabaran al Señor por su gloriosa y santa bondad. Ellos iban al frente del ejército, cantando: “¡Alaben al Señor, porque su amor digno de confianza es eterno!”


Todo el pueblo en la asamblea adoraba, los cantantes cantaban y los trompetistas tocaban. Esto continuó hasta que se terminó el holocausto.


Una vez terminadas las ofrendas, el rey y todos los que estaban allí con él se inclinaron y adoraron.


Entonces el rey Ezequías y sus funcionarios ordenaron a los levitas que cantaran alabanzas al Señor con las palabras de David y del vidente Asaf. Así que cantaron alabanzas con alegría, e inclinaron la cabeza y adoraron.


Los trompetistas y los cantores se unían con una sola voz para alabar y dar gracias al Señor. Acompañados por las trompetas, los címbalos y los instrumentos musicales, los cantores alzaron sus voces, alabando al Señor: “Porque él es bueno; su amor confiable es eterno”. Entonces el Templo, la casa del Señor, se llenó de una nube.


Cantaron con alabanza y agradecimiento al Señor: “Dios es bueno, porque su amor fiel a Israel es eterno”. Entonces todos los presentes dieron un tremendo grito de alabanza al Señor, porque se habían puesto los cimientos del Templo del Señor.


Porque el Señor es bueno. Su gran amor dura para siempre; y su fidelidad permanecerá por todas las generaciones.


Pero el gran amor de Dios durará para toda la eternidad con aquellos que le siguen; su bondad perdurará por todas las generaciones,


¡Alaben al Señor! ¡Agradézcanle, porque es bueno! Su gran amor durará para siempre.


¡Agradezcan al Señor, porque él es bueno! ¡Su misericordioso amor perdura para siempre!


¡Agradezcan al Señor, porque él es bueno! Su gran amor perdura por la eternidad.


Vengan, entremos y adoremos, arrodillémonos ante el Señor nuestro creador.


Los israelitas estaban convencidos. Cuando oyeron que el Señor había venido a ellos, y que había sido tocado por su sufrimiento, inclinaron sus cabezas y adoraron.


Quiero contarle a todo el mundo el amor confiable del Señor. Alabaré al Señor por todo lo que ha hecho por nosotros: todas las cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel a causa de su bondad y su infinito amor digno de confianza.


volverán a oírse allí los sonidos de la alegría y la fiesta, las voces alegres de los novios y los gritos de alabanza de los que traen ofrendas de agradecimiento al Templo del Señor, diciendo: “¡Gracias al Señor Todopoderoso! Porque el Señor es bueno; su amor confiable perdura para siempre”. Porque yo también haré volver a la tierra de su “cautiverio”, dice el Señor.


Un fuego salió de la presencia del Señor y quemó el holocausto y las porciones de grasa en el altar. Cuando todos vieron esto, gritaron de alegría y cayeron con el rostro en el suelo.


Moisés y Aarón se postraron en el suelo frente a todos los israelitas reunidos.


Pero Moisés y Aarón cayeron al suelo boca abajo y dijeron: “Dios – Diosde todo lo que vive – si es un solo hombre el que peca, ¿tienes que enfadarte con todos?”


Su misericordia dura de generación en generación para aquellos que lo respetan.


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