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2 Crónicas 10:4 - Versión Biblia Libre

4 “Tu padre nos impuso una pesada carga”, le dijeron. “Pero ahora, si aligeras la carga que tu padre impuso y las pesadas exigencias que nos impuso, te serviremos”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Tu padre agravó nuestro yugo; ahora alivia algo de la dura servidumbre y del pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 —Su padre fue un amo muy duro —le dijeron—. Alivie los trabajos tan pesados y los impuestos tan altos que su padre impuso sobre nosotros. Entonces seremos sus leales súbditos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo; ahora tú aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros y te serviremos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Tu padre agravó nuestro yugo. Ahora pues, haz que la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que nos impuso sea más llevadero, y te serviremos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 'Tu padre nos puso un yugo muy pesado. Alivia tú ahora la dura servidumbre impuesta por tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros y te serviremos'.

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2 Crónicas 10:4
15 Referencias Cruzadas  

“Tu padre nos impuso una pesada carga”, le dijeron. “Pero ahora, si aligeras la carga cuando servimos a tu padre y las pesadas exigencias que nos impuso, te serviremos”.


Judá e Israel habían llegado a ser tan numerosos como la arena en la orilla de la fuente de metal. Comían, bebían y eran felices.


Durante la vida de Salomón, todos los habitantes de Judá e Israel vivían con seguridad, desde Dan hasta Beerseba. Cada uno tenía su propia vid e higuera.


El rey Salomón reclutó una fuerza de trabajo de 30.000 personas de todo Israel.


Salomón tenía 70.000 hombres para transportar piedras, y 80.000 canteros en la región montañosa,


Pero Salomón no esclavizó a ningún israelita. Ellos eran sus soldados, oficiales, comandantes, capitanes, jefes de carros y jinetes.


Los líderes israelitas enviaron a buscarlo. Jereboam y todos los israelitas fueron a hablar con Roboam.


Roboam respondió: “Vuelvan dentro de tres días”. Así que el pueblo se fue.


Años más tarde, el rey de Egipto murió. Pero los israelitas seguían gimiendo por su duro trabajo. Su clamor pidiendo ayuda en medio de sus dificultades llegó hasta Dios.


Me enojé con mi pueblo y abandoné a los que me pertenecían. Te los entregué. Pero no les mostraste misericordia; incluso maltrataste a los ancianos.


Ellos colocan cargas pesadas en los hombros del pueblo, pero ellos mismos no mueven ni un dedo para ayudarles.


Amar a Dios quiere decir que seguimos sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga pesada.


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