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1 Samuel 3:3 - Versión Biblia Libre

3 La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba durmiendo en el Templo del Señor, donde estaba el Arca de Dios.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba dormido en el tabernáculo cerca del arca de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Todavía no se había apagado la lámpara de Dios y Samuel estaba acostado en el santuario de Yavé, allí donde estaba el arca de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 pero aún no se había apagado la lámpara de Dios, y estando Samuel acostado en la Casa de YHVH, en la cual estaba el Arca de Dios,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 No se había apagado todavía la lámpara de Dios. Samuel se hallaba acostado en el santuario de Yahveh, donde se hallaba el arca de Dios.

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1 Samuel 3:3
10 Referencias Cruzadas  

Solo le pido al Señor una cosa: quiero vivir en la casa del Señor toda mi vida, contemplando la bondad del Señor y pensando en su sano Templo.


La voz del Señor hace que la cierva embarazada entre en labores de parto; desnuda los bosques. En su Templo todos los adoradores cantan, “¡Gloria!”


Pero por la grandeza de tu amor fiel, puedo venir a tu casa, y maravillado de ti me postro en tu Santo Templo.


Mañana y tarde presentan holocaustos y queman incienso aromático al Señor. Colocan las hileras de panes de la proposición en la mesa purificada, y encienden las lámparas del candelabro de oro cada noche. Hacemos lo que el Señor, nuestro Dios, nos ha dicho que hagamos, mientras tú lo has abandonado.


Su rival – la otra esposa – se burlaba de ella para entristecerla porque el Señor no le había dado hijos.


“Haz un candelabro de oro puro, modelado con martillo. Todo debe ser hecho de una sola pieza: su base, su eje, sus copas, sus capullos y sus flores.


En cierta ocasión, después haber comido y bebido en Silo, Ana se levantó y se dirigió al Templo. El sacerdote Elí estaba sentado en su silla junto a la entrada del Templo del Señor.


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