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1 Samuel 25:11 - Versión Biblia Libre

11 ¿Por qué habría de tomar el pan y el agua que he suministrado, y la carne que he sacrificado para mis esquiladores, y entregárselos a estos extraños? ¡Ni siquiera sé de dónde son!”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 ¿Debo tomar mi pan, mi agua y la carne que destacé para mis esquiladores y dárselos a un grupo de bandidos que viene de quién sabe dónde?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¿¡Y voy a tomar mi pan, mi vino, la carne de los animales que he degollado para los esquiladores y dar todo eso a esa gente que viene de no se sabe dónde!?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 ¿Tomaré yo ahora mi pan, y mi agua, y mi carne que he sacrificado para mis esquiladores y los daré a hombres que no sé de dónde vienen?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 ¿Voy a tomar mi pan, mi agua y los animales que he matado para mis esquiladores, y se los voy a dar a gentes que no sé de dónde son?'.

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1 Samuel 25:11
16 Referencias Cruzadas  

¿Acaso he comido yo solo un trozo de pan? ¿No he compartido siempre mi comida con los huérfanos?


Somos menospreciados, aunque somos reconocidos; nos han dado por muertos, pero aún estamos vivos; nos han dado latigazos pero no hemos muerto.


Así que mientras tengamos tiempo, hagamos bien a todos, especialmente a los que pertenecen a la familia de la fe.


Puede que llegues a pensar: “Me hice rico con todo mi trabajo”.


Muestren hospitalidad unos con otros y no se quejen.


Gedeón fue y les dijo a los líderes del pueblo de Sucot: “Aquí están Zeba y Zalmuna, de los que se burlaron cuando me dijeron: ‘¿Por qué debemos darle pan a tu ejército cansado cuando aún no has capturado a Zeba y Zalmuna?’”


Pero los dirigentes del pueblo de Sucot respondieron: “¿Por qué habríamos de darle pan a tu ejército si todavía no has capturado a Zeba y Zalmuna?”


Entonces se fue y fue a Peniel y les hizo el mismo pedido, pero el pueblo de Peniel respondió lo mismo que el pueblo de Sucot.


Como dice el viejo refrán: ‘Del malvado salen actos malvados’, pero yo nunca trataré de hacerte daño.


Así que los hombres de David se dieron la vuelta y regresaron por donde habían venido. Cuando regresaron, le contaron a David todo lo que Nabal había dicho.


El hombre se llamaba Nabal, y su esposa se llamaba Abigail. Era una mujer sabia y hermosa, pero su marido era cruel y trataba mal a la gente. Era descendiente de Caleb.


Me he enterado de que estás ocupado esquilando. Cuando tus pastores estuvieron con nosotros, no los maltratamos, y nada de lo que les pertenecía fue robado en todo el tiempo que estuvieron en el Carmelo.


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