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Jueces 5:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 »Cuando nos hiciste salir de Seír, oh Señor, y nos guiaste por los campos de Edom, la tierra tembló y el cielo derramó su lluvia.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Cuando saliste de Seir, oh Jehová, Cuando te marchaste de los campos de Edom, La tierra tembló, y los cielos destilaron, Y las nubes gotearon aguas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 »Señor, cuando saliste de Seir y marchaste por los campos de Edom, la tierra tembló, y los cielos nublados derramaron lluvias torrenciales.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 ¡Oh Yavé! Cuando saliste de Seir, atravesando los campos de Edom, tembló la tierra, los cielos se deshicieron, las nubes se convirtieron en agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Cuando saliste de Seír, oh YHVH, Cuando avanzaste desde el campo de Edom, La tierra se estremeció, los cielos destilaron, Y las nubes gotearon agua.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Cuando tú, Yahveh, salías de Seír cuando avanzabas por los campos de Edom, se estremeció la tierra, gotearon los cielos y las nubes destilaron agua.

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Jueces 5:4
13 Referencias Cruzadas  

Les pidió que le dijeran a Esaú: «Te saluda tu siervo Jacob. Hasta hace poco estuve viviendo con nuestro tío Labán.


»Entonces la tierra se estremeció y tembló. Los cimientos del cielo se estremecieron a causa de su ira.


Tú enviaste lluvia abundante, oh Dios, para reanimar a tu cansada herencia.


Las nubes derramaron su lluvia; estallaron los truenos en el cielo. Centelleó tu relámpago.


Resonó el trueno en el torbellino; el relámpago iluminó al mundo. La tierra tembló y se estremeció.


Oh Dios, ¿por qué nos tratas como si no fuéramos tu pueblo, como si fuéramos una nación pagana que jamás te hubiera llamado «Señor»?


Es tanto el poder y la fuerza que irradia, que los montes se derriten a su paso y fluyen como cera puesta en el fuego; los valles se dividen como cortados por las aguas que se desbordan con fuerza.


«El Señor vino a nosotros en el monte Sinaí, apareció desde el monte Seír; resplandeció desde el monte Parán, rodeado por diez millares de ángeles, y con fuego flameante en su mano derecha.


En aquella ocasión, su voz hizo temblar la tierra. Pero ahora ha prometido: «Una vez más haré que tiemble no sólo la tierra sino también el cielo».


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