Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Juan 3:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Este fue una noche a visitar a Jesús y le dijo: ―Maestro, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, porque nadie puede hacer las señales milagrosas que tú haces si Dios no está con él.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Una noche, fue a hablar con Jesús: —Rabí —le dijo—, todos sabemos que Dios te ha enviado para enseñarnos. Las señales milagrosas que haces son la prueba de que Dios está contigo.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Rabbí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie puede hacer señales milagrosas como las que tú haces, a no ser que Dios esté con él.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

2 Éste vino a Él de noche, y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que Tú haces, si no está Dios con Él.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Éste fue de noche a ver a Jesús y le dijo: ' Rabbí, nosotros lo sabemos: tú has venido de parte de Dios en calidad de maestro. Porque nadie puede hacer esas señales que tú haces, si Dios no está con él'.

Ver Capítulo Copiar




Juan 3:2
30 Referencias Cruzadas  

―Ahora sé ciertamente que tú eres un profeta —le dijo ella— y que todo lo que tú dices viene de parte del Señor.


¡Escúchenme, los que disciernen entre el bien y el mal y en su corazón aman mis leyes: no teman a las mofas ni calumnias del populacho!


Juró entonces el rey Sedequías ante el Señor, Creador suyo, que no mataría a Jeremías ni lo entregaría a quienes tramaban su muerte.


Decidieron enviar a algunos de sus hombres, juntamente con algunos herodianos, a formularle algunas preguntas. ―Señor —le dijeron—, sabemos que amas la verdad y que la enseñas sin miedo a las consecuencias.


Y cuando andan por las calles, les gusta que les digan: “¡Rabí, rabí!”.


No dejen que nadie los llame así. Sólo el Cristo es Rabí y todos los hombres están en el mismo nivel de hermanos.


Apenas llegaron, le dijeron: ―Maestro, sabemos que eres un hombre intachable y no te dejas llevar por lo que dicen los demás, porque no te fijas en las apariencias. Tú de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está bien que paguemos impuestos al césar, o no?


Jesús volvió la cabeza, y viendo que lo seguían, les preguntó: ―¿Qué buscan? Ellos contestaron: ―Rabí, (Rabí significa: Maestro) ¿dónde vives?


pero si las hago, crean en mis obras, aunque no me crean a mí. Así se convencerán de que el Padre está en mí y que yo estoy en el Padre.


Jesús había hecho muchas señales milagrosas en presencia de ellos, y a pesar de eso, todavía no creían en él.


¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las cosas que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. El Padre que está en mí, es el que hace sus propias obras.


Ellos no serían culpables de pecado, si yo no hubiera hecho entre ellos las cosas que ningún otro ha hecho. Pero ya las han visto, y a pesar de eso, me odian a mí y a mi Padre.


Jesús hizo esta señal, que fue la primera, en Caná de Galilea. Así dio a conocer su gloria; y sus discípulos creyeron en él.


Jesús le dijo: ―María. Ella se volvió y le dijo: ―¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro).


Aquéllos fueron a ver a Juan y le dijeron: ―Maestro, el que estaba contigo al otro lado del río Jordán, aquel del que tú mismo hablaste, ahora está bautizando y todos lo siguen.


Mientras tanto, sus discípulos le suplicaban: ―Maestro, come algo.


»Yo tengo un testimonio mayor que el de Juan, pues lo que el Padre me ha encomendado hacer es lo que estoy haciendo y es lo que demuestra que el Padre me ha enviado.


Mucha gente lo seguía, porque veía las señales milagrosas que él hacía en los enfermos.


Aun así, muchos de los que estaban entre la multitud creyeron en él, y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿acaso va a hacer más señales milagrosas que este hombre?».


Algunos fariseos decían: «Ese hombre no viene de parte Dios, porque no respeta el sábado». Pero otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer señales milagrosas como esta?». Y no llegaban a ningún acuerdo entre ellos.


»Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret y él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


»¡Escúchenme, varones israelitas! Como ustedes bien saben, Dios respaldó a Jesús de Nazaret con los milagros prodigiosos que realizó a través de él.


Y al ver que estoy preso, la mayoría de los hermanos se ha atrevido, ahora más que nunca, a anunciar sin temor la palabra de Dios, confiando en el Señor.


Gedeón llevó a diez de sus siervos e hizo lo que el Señor le había ordenado. Pero lo hizo de noche por temor a los demás miembros de su familia y a los hombres de la ciudad.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos