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Juan 1:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Antes que nada existiera, ya existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios porque aquel que es la Palabra era Dios.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 En un principio° era° el Logos,° y el Logos estaba ante° Dios, y Dios era el Logos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Al principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

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Juan 1:1
39 Referencias Cruzadas  

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.


Tu trono, oh Dios, permanece para siempre; la justicia en tu mano, es un cetro real.


Bueno, el Señor mismo elegirá la señal: ¡Una joven dará a luz un niño! y ella le pondrá por nombre Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).


Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo y él tendrá el gobierno sobre su hombro. Estos serán sus títulos de realeza: «Admirable», «Consejero», «Dios poderoso», «Padre eterno», «Príncipe de paz».


«¡Miren! La virgen concebirá y tendrá un hijo y lo llamarán Emanuel» (que quiere decir «Dios está con nosotros»).


Desde ese día estaban siempre en el templo alabando a Dios.


Y la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que le pertenece al Hijo único del Padre, en el que abundan el amor y la verdad.


A Dios nadie lo ha visto nunca; pero el Hijo único, que es Dios mismo y siempre está en unión con el Padre, nos ha enseñado cómo es, para que así lo podamos conocer.


Él estaba con Dios en el principio.


Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo para volver al Padre».


Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la misma gloria que tenía cuando estaba contigo, antes que el mundo existiera.


Tomás dijo: ―¡Señor mío y Dios mío!


―La verdad es que, antes que Abraham naciera, yo existo.


Los israelitas son descendientes de los patriarcas, y de ellos, según la naturaleza humana, nació Cristo, que es Dios sobre todas las cosas. ¡Bendito sea para siempre! Amén.


Debo hacerles entender a todos que el plan de Dios ya se está cumpliendo. Ese es el plan que desde la eternidad Dios, el Creador de todas las cosas, guardaba oculto.


aunque él era igual a Dios, no consideró esa igualdad como algo a qué aferrarse.


Cristo es la imagen misma del Dios invisible, y existe desde antes que Dios comenzara la creación.


Cristo ya existía antes de todas las cosas y, por su poder, todas subsisten.


No hay duda alguna de que lo que Dios ha revelado acerca de nuestra fe es muy grande: Cristo vino a la tierra como hombre, fue declarado inocente por el Espíritu, fue visto por los ángeles, fue predicado entre las naciones, creído en el mundo y recibido en la gloria.


con la mirada puesta en el día en que se cumpla la bendita promesa de su venida y se manifieste la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.


Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.


Nada se sabe acerca de Melquisedec: quienes hayan sido su padre o su madre o sus otros antepasados. No se sabe dónde nació ni dónde murió. Así, es semejante al Hijo de Dios y es sacerdote para siempre.


Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han alcanzado una fe tan preciosa como la nuestra:


pero sabemos que Cristo, el Hijo de Dios, vino a ayudarnos a hallar y entender al Dios verdadero. Ahora estamos en Dios, porque estamos en su Hijo Jesucristo, que es también Dios verdadero y la vida eterna.


me dijo: «Escribe en un libro todo lo que veas, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».


Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero puso la mano derecha sobre mí y me dijo: «¡No temas! Soy el primero y el último,


Juan puso por escrito la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo, y narró con veracidad todo lo que vio y oyó.


«Yo soy la A y la Z, —dice el Señor Dios—, el que es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso».


Vestía una ropa bañada de sangre y su nombre era: la Palabra de Dios.


»Escríbele esto al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el último, el que estuvo muerto y resucitó, te manda este mensaje:


»¡Hecho está! ¡Yo soy la A y la Z, el principio y el fin! ¡Al sediento le daré a beber gratuitamente del manantial del agua de la vida!


Yo soy la A y la Z, el principio y el fin, el primero y el último.


»Escríbele al ángel de la iglesia en Laodicea: Este mensaje te lo envía el Amén, el testigo fiel y verdadero, el origen de toda la creación de Dios.


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