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Jeremías 26:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

21 Pero cuando el rey Joacim, los oficiales del ejército y los dignatarios oyeron lo que decía, el rey envió a matarlo. Urías se enteró de la orden y huyó a Egipto.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

21 y oyeron sus palabras el rey Joacim y todos sus grandes, y todos sus príncipes, y el rey procuró matarle; entendiendo lo cual Urías, tuvo temor, y huyó a Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Cuando el rey Joacim junto con los oficiales militares y los demás funcionarios escucharon lo que dijo, el rey envió a alguien para matarlo. Sin embargo, Urías se enteró del plan y escapó a Egipto atemorizado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 El rey Joaquim, con todos sus oficiales y magistrados, al oír sus palabras, trató de darle muerte. Al tener noticia de eso, Urías, aterrorizado, huyó a Egipto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y cuando el rey Joacim y todos sus poderosos y todos los príncipes oyeron sus palabras, el rey procuró matarlo, pero cuando Urías se enteró, tuvo temor y huyó a Egipto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Pero cuando Joaquín, todos sus guerreros y todos los príncipes tuvieron noticia de sus palabras, el rey trató de darle muerte. Al enterarse Urías tuvo miedo, huyó y se refugió en Egipto.

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Jeremías 26:21
15 Referencias Cruzadas  

Porque, ciertamente, el rey lo ha buscado a usted por todas las naciones y reinos de la región. Cada vez que se le ha dicho: “Elías no está aquí”, el rey Acab ha obligado al rey de esa nación a jurarle que le está diciendo la verdad.


Asá estaba tan enojado con el vidente por haberle dicho esto, que lo mandó a la cárcel. Al mismo tiempo trató con crueldad a varias personas de la ciudad.


Entonces los jefes se confabularon para matar a Zacarías. El mismo rey Joás ordenó que fuera ejecutado en el atrio del templo.


Mi vida cuelga de un hilo, pero yo no dejaré de obedecer tus leyes.


El temor al hombre es una trampa peligrosa, pero la confianza en el Señor trae seguridad.


Cuando los altos dignatarios de Judá oyeron lo que ocurría, acudieron aprisa desde el palacio y se sentaron a la entrada principal del templo para entablar un juicio.


Entonces el rey ordenó a Jeramel, su hijo, a Seraías, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdel, que detuvieran a Baruc y a Jeremías. Pero el Señor los ocultó.


fueron al rey y le dijeron: ―Señor, hay que matar a este hombre. Ese modo de hablar minará la moral de los pocos soldados que nos quedan, y del resto del pueblo. Este hombre es un traidor.


Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes que yo haya regresado:


No teman a los que pueden matar el cuerpo pero no pueden tocar el alma. Sólo teman a Dios, que es el único que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.


El que se apegue demasiado a su vida, la perderá; pero el que renuncie a ella porque me ama, la salvará.


Herodes lo habría matado en seguida, pero temía que el pueblo se le rebelara, ya que la gente consideraba que Juan era profeta.


Por eso mismo, Herodías odiaba a Juan y quería que lo mataran, pero no había podido conseguirlo.


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