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1 Juan 2:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 Sin embargo, siempre es nuevo, porque es una realidad que se muestra en Cristo y en ustedes. Esto es así porque la luz verdadera brilla y hace que la oscuridad vaya disipándose.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Sin embargo, también es un mandamiento nuevo. Jesús vivió la verdad de este mandamiento, y ustedes también la viven. Pues la oscuridad está desapareciendo, y ya brilla la luz verdadera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Y, sin embargo, se lo doy como un mandamiento nuevo, porque es realmente novedad tanto en ustedes como en Jesucristo; ya se van disipando las tinieblas y brilla la luz verdadera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en Él° y en vosotros, porque las tinieblas° se van alejando, y la luz verdadera ya resplandece.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Por otra parte, os escribo un mandamiento nuevo, que es realidad en él y en vosotros; pues las tinieblas pasan y la verdadera luz brilla ya.

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1 Juan 2:8
31 Referencias Cruzadas  

El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor me protege del peligro, ¿quién podrá amedrentarme?


Porque tú eres la fuente de la vida; nuestra luz viene de tu luz.


Porque el Señor es nuestra luz y nuestra protección. Él nos da gracia y gloria. Ningún bien se les negará a quienes hagan lo que es justo.


El pueblo que anda en tinieblas verá una gran luz, una luz que iluminará a todos los que moran en la tierra de amenaza de muerte.


»Pero para ustedes que respetan mi fama, se levantará el Sol de Justicia trayendo en sus rayos la salvación. Entonces serán libres y saltarán con gozo, como los terneros que son sacados del establo.


El pueblo que estaba en tinieblas vio una gran luz y al pueblo que andaba en regiones de sombra de muerte le resplandeció la luz».


para dar luz a los que viven en tinieblas y en la más terrible oscuridad; para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».


La luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, ya estaba por llegar a este mundo.


Jesús les dijo: ―Ustedes van a tener la luz un poco más de tiempo. Caminen mientras tienen la luz, antes que los sorprenda la oscuridad; porque el que camina en la oscuridad no sabe a dónde va.


Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea en mí no viva en la oscuridad.


»Les doy este mandamiento nuevo: que se amen unos a otros. Así como yo los amo, ustedes deben amarse unos a otros.


Jesús, una vez más le habló a la gente diciendo: ―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, porque tendrá la luz de la vida.


Dios toleró la ignorancia de la humanidad en el pasado, pero ahora ordena que todos se arrepientan,


para que les abras los ojos y dejen las tinieblas para venir a la luz, para que dejen el poder de Satanás por el de Dios. Y así, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia junto con el santo pueblo de Dios”.


La noche ya está terminando y el nuevo día despuntará pronto. Por eso, dejemos de actuar en las tinieblas y vistámonos la armadura de la luz.


Ustedes ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo; aunque era rico, se hizo pobre por amor a ustedes, para que mediante su pobreza se enriquecieran ustedes.


Aunque ustedes antes vivían en tinieblas, ahora viven en la luz. Esa luz debe notarse en su conducta como hijos de Dios.


Esto se hizo patente con la venida de nuestro Salvador Jesucristo, quien quebrantó el poder de la muerte y nos mostró la vida incorruptible por medio del evangelio.


Por medio de Cristo, ustedes creen en Dios, que lo resucitó y lo llenó de gloria, para que ustedes pongan su fe y esperanza en Dios.


Su mandamiento es que creamos en Jesucristo su Hijo y que nos amemos unos a otros, como lo mandó.


Amados, ya que Dios nos ha amado tanto, debemos amarnos unos a otros.


Dios mismo ha dicho que no sólo debemos amarlo a él, sino también a nuestros hermanos.


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