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1 Juan 2:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 El es la víctima por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 el cual es también la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Él es sacrificio de purificación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

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1 Juan 2:2
17 Referencias Cruzadas  

El otro será conservado vivo y será colocado delante del Señor. Sobre él se realizará la ceremonia de la expiación, y enseguida será enviado al desierto, para Azazel.


Poco después, el siervo volvió a decirle: “Señor, ya hice lo que usted me mandó, pero todavía hay lugar”.


Al día siguiente Juan vio que Jesús se acercaba a él, y exclamó: «¡Aquí viene el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!


Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.


Le dijeron a la mujer: ―Ahora creemos porque nosotros mismos lo hemos oído, y sabemos en verdad que él es el Salvador del mundo.


Por eso era necesario que en todo fuera semejante a sus hermanos, pues sólo así podía ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, con el propósito de pagar por los pecados del pueblo.


Cristo mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados a la cruz, para que muramos al pecado y llevemos una vida justa. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.


Porque Cristo murió por los pecados una vez y para siempre, el justo por los injustos, para llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


Pero si, al igual que Cristo, vivimos en la luz, entre nosotros habrá compañerismo, y la sangre de Jesucristo el Hijo de Dios nos limpiará de todo pecado.


Además, ustedes saben que Jesús se hizo hombre para quitar nuestros pecados y que él jamás cometió pecado.


Eso sí es amor verdadero. No se trata de que nosotros hayamos amado a Dios, sino de que él nos amó tanto que estuvo dispuesto a enviar a su único Hijo como sacrificio expiatorio por nuestros pecados.


Además, con nuestros propios ojos vimos, y ahora lo proclamamos a los cuatro vientos, que Dios envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.


Sabemos que somos hijos de Dios. El mundo que nos rodea está bajo el dominio de Satanás,


¡Aquel gran dragón, que no es otro sino la serpiente antigua que se llama diablo o Satanás, y engaña a todo el mundo, fue arrojado a la tierra junto con la totalidad de su ejército!


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