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Tito 3:7 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

7 Así lo hizo para que, siendo declarados justos por medio de su amor inmerecido, llegáramos a tener la confianza de recibir la vida eterna.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Por su gracia él nos hizo justos a sus ojos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Habiendo sido reformados por gracia, esperamos ahora nuestra herencia, la vida eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 para que, justificados por su° gracia, fuésemos hechos herederos de la vida eterna, conforme a la esperanza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 para que, justificados por su gracia, seamos, como esperamos, herederos de una vida eterna.

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Tito 3:7
25 Referencias Cruzadas  

»Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.


Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se arrodilló delante de él. ―Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para obtener la vida eterna?


Y, si es por amor, es decir, sin merecerlo, entonces ya no es por buena conducta. En tal caso esa bondad de Dios ya no sería bondad.


Pero, gracias al gran amor de Dios, son declarados justos, y esto sin pedir nada a cambio. Cristo Jesús nos liberó del castigo por nuestros pecados.


Por eso afirmamos que todos somos declarados justos por la fe y no por hacer lo que la Ley exige.


Por eso los descendientes de Abraham se ganan la promesa por la fe. No tienen que hacer nada a cambio para ganarla. Esta promesa no es solo para los que obedecen la Ley, sino para los que creen como Abraham. Por eso él es el padre de todos nosotros.


Ahora bien, cuando alguien trabaja, se gana su salario; no es un favor, sino una deuda.


Y, si somos hijos, somos herederos de Dios. Herederos junto con Cristo, pues, si ahora sufrimos como él sufrió, también compartiremos su gloria.


Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido perdonados por Dios, y él ahora los considera santos y justos. Y todo eso lo hizo gracias al Señor Jesucristo y por medio de su Espíritu. Dios los ha lavado de toda esa maldad.


Sin embargo, reconocemos que nadie es aceptado como justo delante de Dios por hacer las cosas que demanda la Ley. Somos aceptados como justos por creer en Jesucristo. Nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús. Así que somos aceptados como justos por la fe en él y no por hacer las cosas que demanda la Ley. Porque nadie será aceptado por Dios como justo por hacer esas cosas.


Y, si ustedes pertenecen a Cristo, son entonces parte de la familia de Abraham y tienen derecho a recibir la promesa que Dios le hizo.


Así que ya no son esclavos, sino hijos. Y si somos hijos de Dios tenemos derecho a recibir la herencia que él ha prometido.


Dios nuestro Padre nos amó mucho y, aunque no merecemos ese amor, nos consuela eternamente y nos da la seguridad de nuestra salvación. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido


Tenemos confianza en que tendremos vida eterna, pues Dios, que no miente, así lo había prometido antes de la creación del mundo.


En verdad, Dios le ha mostrado a toda la humanidad su amor, un amor que nadie merece, pero que trae salvación.


Viviremos de esa manera mientras esperamos que se cumpla la bendita promesa en la cual confiamos, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.


Pues todos los ángeles son solo espíritus que sirven a Dios. Él los envía para ayudar a los que han de ser salvos.


Por la fe Noé recibió la advertencia de Dios sobre cosas que aún no se veían. Por eso, obedeció y construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe el resto del mundo fue castigado y él fue declarado justo, pues le creyó a Dios.


Por la fe vivió como extranjero en la tierra prometida. Allí habitó en tiendas de campaña. Lo mismo hicieron Isaac y Jacob, que eran herederos también de la misma promesa.


También Dios quiso demostrarles claramente a los que recibirán la promesa que su propósito no cambia. Por eso, la confirmó con un juramento.


Escuchen, mis queridos hermanos en la fe: Recuerden que Dios ha elegido a los pobres de este mundo, para hacerlos ricos en fe y herederos del reino que prometió a los que lo aman.


De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos con sus esposas. Cada uno debe tratar a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada. Recuerden que a ambos les ha prometido Dios la vida eterna. Si hacen esto, Dios escuchará sus oraciones.


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