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Tito 3:5 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

5 nos salvó. Y lo hizo no porque hiciéramos lo justo, sino por su misericordia. Nos salvó por medio del poder del Espíritu Santo, pues ese poder nos limpió de pecado y nos hizo nuevas personas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 no se fijó en lo bueno que hubiéramos hecho, sino que tuvo misericordia de nosotros y nos salvó. En el bautismo volvimos a nacer y fuimos renovados por el Espíritu Santo

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino según su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 no nos salvó por las obras de justicia que hubiéramos realizado nosotros, sino, según su misericordia, por el baño regenerador y renovador del Espíritu Santo,

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Tito 3:5
46 Referencias Cruzadas  

»Yo los bautizo a ustedes con agua en señal de arrepentimiento. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.


A través de los tiempos se extiende su misericordia a los que lo adoran.


Fue en ayuda de su siervo Israel y cumplió su promesa a nuestros antepasados. Así mostró su misericordia a Abraham y a sus familiares para siempre».


También prometió que mostraría misericordia a nuestros antepasados al acordarse de su santo pacto.


Y esto será gracias a la gran misericordia de nuestro Dios. Así nos visitará desde el cielo el sol naciente,


Quisiera ver si de algún modo despierto los celos de mi propio pueblo, para así salvar a algunos de ellos.


Y, si es por amor, es decir, sin merecerlo, entonces ya no es por buena conducta. En tal caso esa bondad de Dios ya no sería bondad.


No vivan como vive la gente de este mundo. Al contrario, cambien de manera de pensar y así cambiará su manera de vivir. Entonces podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios y que esta es buena, agradable y perfecta.


Por tanto, nadie será declarado justo delante de Dios por hacer lo que la Ley exige. Al contrario, mediante la Ley nos damos cuenta de que somos pecadores.


Por eso afirmamos que todos somos declarados justos por la fe y no por hacer lo que la Ley exige.


Sin embargo, Dios declara como justo al que cree en él aunque no haya hecho nada para ganárselo.


Sin embargo, Dios eligió solo a uno de los mellizos. Y lo eligió antes de que naciera, antes de que los mellizos hicieran algo bueno o malo. De esta manera Dios confirmó que él elige a quien él quiere, de acuerdo a su propósito.


Por lo tanto, Dios no nos elige porque nosotros lo queramos o porque nos esforcemos. Dios elige a quien él quiere mostrarle su misericordia.


¿A qué conclusión llegamos? Pues que los no judíos, que no buscaban que Dios los aceptara, fueron aceptados porque tuvieron fe.


Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido perdonados por Dios, y él ahora los considera santos y justos. Y todo eso lo hizo gracias al Señor Jesucristo y por medio de su Espíritu. Dios los ha lavado de toda esa maldad.


Sin embargo, reconocemos que nadie es aceptado como justo delante de Dios por hacer las cosas que demanda la Ley. Somos aceptados como justos por creer en Jesucristo. Nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús. Así que somos aceptados como justos por la fe en él y no por hacer las cosas que demanda la Ley. Porque nadie será aceptado por Dios como justo por hacer esas cosas.


Pero Dios, que está tan lleno de compasión, nos amó tanto


Cambien por completo su manera de pensar.


Dio su vida para hacerla santa. Él la limpió de toda maldad por medio de su mensaje y del bautismo.


Ustedes tienen una nueva manera de vivir, y cada vez se parecen más a Dios, quien los creó.


Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa. Esa vida no la obtenemos por medio de nuestras propias acciones. Ha sido Dios quien decidió amarnos aunque no lo merecíamos, y nos dio esa vida. Decidió amarnos así por medio de Cristo Jesús aun antes de crear el universo.


Pero, cuando Dios nuestro Salvador nos mostró su bondad y amor,


Acerquémonos entonces a Dios con corazón sincero y con la completa seguridad que da la fe. Cristo nos ha limpiado de pecado, como quien es bañado con agua pura. Por eso, acerquémonos con una conciencia tranquila.


Así que acerquémonos con confianza al trono de Dios, pues allí, aunque no lo merecemos, encontraremos amor. Allí recibiremos misericordia y hallaremos que su amor inmerecido nos ayuda en el momento que más lo necesitemos.


¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nuevas personas y nos ha dado seguridad de que recibiremos sus promesas. Es como si nos hubiera hecho nacer de nuevo, y eso lo hizo por medio de la resurrección de Jesucristo.


Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios. Antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.


El agua simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en comprometerse ante Dios en tener una conciencia limpia. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.


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