Santiago 3:9 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

⁹ Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre. También con ella maldecimos a las personas, creadas semejantes a Dios.

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

⁹ Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁹ A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁹ Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁹ Con ella bendecimos al Señor° y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a semejanza de Dios.°

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁹ Con ella bendecimos al que es Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios.

Santiago 3:9 Referencias Cruzadas

Mateo 26:74

Y comenzó a maldecir, y les juró: ―¡A ese hombre ni lo conozco! En ese instante cantó un gallo.

Mateo 5:44

Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen,

Hechos 2:26

Por eso mi corazón se alegra, y canta con gozo mi lengua. Mi cuerpo también vivirá en esperanza.

Romanos 3:14

«Llena está su boca de maldiciones y de amargura».

1 Corintios 11:7

El hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es imagen y gloria de Dios, mientras que la mujer es gloria del hombre.

Efesios 1:3

Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues nos ha dado en los cielos toda clase de bendiciones espirituales. Y eso ha sido posible gracias a Cristo.

Santiago 1:27

La religión pura y sin defecto delante de Dios el Padre es esta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus dificultades. Y, además, no dejarse dominar por la maldad del mundo.

Santiago 3:10

De una misma boca salen bendición y maldición. Mis hermanos en la fe, esto no debe ser así.

1 Pedro 1:3

¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nuevas personas y nos ha dado seguridad de que recibiremos sus promesas. Es como si nos hubiera hecho nacer de nuevo, y eso lo hizo por medio de la resurrección de Jesucristo.