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Santiago 3:1 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

1 Mis hermanos en la fe, que no haya muchos entre ustedes que quieran ser maestros. Bien saben que los maestros seremos castigados con más severidad.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Amados hermanos, no muchos deberían llegar a ser maestros en la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera más estricta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Hermanos, no se hagan todos maestros; ya saben que como maestros seremos juzgados con más severidad,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Hermanos míos, no aspiréis muchos a ser maestros, sabiendo que recibiremos un juicio más riguroso.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 No os encumbréis muchos de vosotros a maestros, hermanos míos, sabiendo que tendremos un juicio más severo,

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Santiago 3:1
30 Referencias Cruzadas  

»El alumno no es superior a su maestro, ni el siervo es superior a su amo.


»¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.


Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos: ―¿Por qué come su maestro con cobradores de impuestos y con pecadores?


Así que lo mandó a llamar y le dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque ya no puedes seguir en tu puesto”.


»No juzguen a nadie, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará.


―Tú eres maestro de Israel ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—.


En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros. Entre ellos estaban Bernabé y Simeón, apodado el Negro. También estaban Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con el gobernador Herodes, y Saulo.


En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros. Luego ha puesto los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diferentes lenguas.


Pues es necesario que todos nos presentemos ante el tribunal de Cristo. Allí cada uno recibirá lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.


Me refiero a Cristo, quien nombró a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros.


Pretenden ser maestros de la Ley, pero en realidad no saben de qué hablan. Ni ellos mismos entienden lo que con tanta seguridad afirman.


Por eso me nombró predicador y apóstol de ese mensaje. Digo la verdad y no miento: Dios me hizo maestro de los no judíos para enseñarles la verdadera fe.


Dios me encargó anunciar ese mensaje, y me eligió como apóstol y maestro.


Obedezcan a sus dirigentes, respeten sus órdenes. Pues ellos cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas. Obedézcanlos para que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse. Si ellos tienen que realizar su tarea quejándose, eso no es provechoso para ustedes.


Mis queridos hermanos en la fe, no se engañen.


Mis queridos hermanos en la fe, tengan presente esto: todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para contestar y para enojarse.


De una misma boca salen bendición y maldición. Mis hermanos en la fe, esto no debe ser así.


No traten mal a los que están a su cuidado, como si ustedes fueran sus dueños. Al contrario, sirvan de ejemplo para ellos.


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