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Romanos 5:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

2 También por medio de la fe en él, Jesucristo nos acerca al amor de Dios. Y ese amor es firme. Así que nos gozamos, porque tenemos la esperanza de compartir la gloria de Dios.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Debido a nuestra fe, Cristo nos hizo entrar en este lugar de privilegio inmerecido en el cual ahora permanecemos, y esperamos con confianza y alegría participar de la gloria de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Por él hemos tenido acceso a un estado de gracia e incluso hacemos alarde de esperar la misma Gloria de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Por medio de quien también hemos obtenido derecho de entrada° a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 mediante el cual hemos obtenido [por la fe] incluso el acceso a esta gracia, en la que nos mantenemos firmes, nos sentimos gozosamente seguros en la esperanza de la gloria de Dios.

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Romanos 5:2
43 Referencias Cruzadas  

Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”.


Por eso, volvió a decirles: «Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.


Yo soy la puerta. El que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad y hallará pastos.


―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.


»Les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna. No será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.


Cuando llegaron, reunieron a la iglesia y le informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos. Les contaron cómo Dios había abierto la puerta de la fe a los no judíos.


De acuerdo. Pero ellos fueron rechazados por su falta de fe, y tú aceptado por la fe. Así que no seas orgulloso, sino temeroso.


Vivan alegres, pues ustedes tienen esperanza. Muestren paciencia cuando les toque sufrir y nunca dejen de orar.


¿Quién eres tú para criticar al esclavo de otro? Si hace bien o hace mal, es un asunto que solo interesa a su señor. Pero el esclavo será capaz de hacerlo bien, porque el Señor tiene poder para ayudarlo.


Le pido a Dios, quien da esperanza, que los llene de toda alegría y paz. Pues ustedes creen en él, y quiero que el poder del Espíritu Santo los llene de confianza.


A los que hacen el bien para recibir gloria, honor y vivir para siempre, Dios les dará vida eterna.


pues todos han pecado y están lejos de la gloriosa presencia de Dios.


Y esta esperanza no nos falla, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado.


Por lo tanto, ya no hay ningún castigo para los que están unidos a Cristo Jesús.


Dios decidió salvarnos porque tenemos la confianza de que él así lo hará. Pero esperar lo que ya se tiene no es esperanza. Nadie espera lo que ya tiene.


Ahora, hermanos en la fe, quiero recordarles el mensaje de la buena noticia que les prediqué. Es el mismo mensaje que recibieron y en el cual no han dejado de creer.


Así que a todos nosotros nos han quitado la barrera y hemos entendido. Por eso nuestro rostro es como un espejo que refleja la gloria del Señor. Pues el Señor y el Espíritu son uno mismo, y nos van cambiando cada vez más. De ese modo, cada vez nos parecemos más y más al Señor y reflejamos más de su gloria.


Los sufrimientos que ahora tenemos son pequeños y no durarán mucho. Pero esas dificultades nos darán una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.


Pues gracias a lo que él hizo podemos acercarnos al Padre por medio de un mismo Espíritu.


Gracias a él, por medio de la fe, disfrutamos de libertad y confianza para acercarnos a Dios.


Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.


Dios nuestro Padre nos amó mucho y, aunque no merecemos ese amor, nos consuela eternamente y nos da la seguridad de nuestra salvación. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido


Cristo, como Hijo de Dios, es obediente al guiar al pueblo de Dios que somos nosotros. Y continuaremos siendo su pueblo si nos mantenemos seguros y confiando con orgullo en nuestra salvación.


Es imposible que Dios mienta, y por eso la promesa y el juramento son dos realidades que no cambian. Eso nos anima fuertemente a seguir buscando la protección de Dios y a seguir confiando en la promesa que él nos ha dado.


Porque Cristo murió para perdonar nuestros pecados una sola vez, y es suficiente. Él, que era justo, murió por nosotros, que éramos injustos. Así nos acercó a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


Brillaba con la gloria de Dios. Su brillo era como el de una piedra preciosa, como un diamante, transparente como el cristal.


La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren. Porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara.


Oí una fuerte voz que venía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está el lugar donde habita Dios! Él vivirá en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.


Al vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono. Así como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.


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