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Mateo 8:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 ―Mira, no se lo digas a nadie —le dijo Jesús—. Solo ve, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 —No se lo cuentes a nadie —le dijo Jesús—. En cambio, preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra. Esto será un testimonio público de que has quedado limpio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Jesús le dijo: 'Mira, no se lo digas a nadie; pero ve a mostrarte al sacerdote y ofrece la ofrenda ordenada por la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacerles una declaración.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces Jesús le dice: Mira, no lo digas a nadie, solamente ve y muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés,° para testimonio a ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Jesús le dijo: 'Cuidado con decírselo a nadie. Pero esto sí; ve a presentarte al sacerdote y a ofrecer el don que mandó Moisés, para que tengan constancia de ello'.

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Mateo 8:4
31 Referencias Cruzadas  

Por mi causa los llevarán ante gobernadores y reyes para dar testimonio a ellos y a los incrédulos.


Luego les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.


Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó: ―No le cuenten a nadie lo que han visto hasta que el Hijo del hombre se levante de entre los muertos.


―Hagámoslo como te digo, pues nos conviene cumplir con lo que es justo —le contestó Jesús. Entonces Juan aceptó.


»No piensen que he venido a eliminar las enseñanzas de la Ley o los Profetas; no he venido a eliminarlas, sino a cumplirlas.


»Cuídense de no hacer sus buenas obras delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en los cielos no les dará ninguna recompensa.


Y recobraron la vista. Jesús les dijo con firmeza: ―Asegúrense de que nadie se entere de esto.


»Pero ustedes cuídense. Los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. Por mi causa comparecerán ante gobernadores y reyes para dar testimonio ante ellos.


Pero él les ordenó terminantemente que no dijeran quién era él.


Él dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de lo ocurrido. Luego les mandó que le dieran de comer a la niña.


Y, si en algún lugar no los reciben bien o no los escuchan, al salir de allí sacúdanse el polvo de los pies. Esto será como una advertencia contra ellos».


Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más se lo prohibía, tanto más lo seguían propagando.


Jesús les ordenó que no hablaran a nadie acerca de él.


Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre se levantara de entre los muertos.


Al verlos, les dijo: ―Vayan a presentarse a los sacerdotes. Resultó que, mientras iban de camino, quedaron sanos.


Así tendrán ustedes la oportunidad de dar testimonio ante ellos.


Además, muchos demonios salían de las personas, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él los reprendía y no los dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo.


―No se lo digas a nadie —le ordenó Jesús—. Solo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu sanidad la ofrenda que ordenó Moisés. Eso les servirá de testimonio.


Los padres se quedaron asombrados, pero él les dijo que no contaran a nadie lo que había sucedido.


Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie.


»No me interesa que la gente me rinda honor.


El que habla por cuenta propia busca su propia honra. En cambio, el que busca honrar al que lo envió es una persona sincera y sin maldad.


Yo no busco mi propia honra. Sin embargo, hay uno que la busca, y él es el juez.


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