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Mateo 5:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

3 «Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 «Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la necesidad que tienen de él, porque el reino del cielo les pertenece.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

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Mateo 5:3
55 Referencias Cruzadas  

En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra. Te alabo porque has escondido estas cosas de los sabios e instruidos, y se las has revelado a los que son como niños.


Dichoso el que, viendo lo que hago, no deja de seguirme.


Pero dichosos los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen.


Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan. Pues el reino de los cielos es de quienes son como ellos».


Dichoso el siervo cuando su señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber.


»Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.


Decía: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».


Les digo que muchos vendrán del este y del oeste, y participarán en el banquete con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.


Cuando Jesús se dio cuenta, se enojó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan. Pues el reino de Dios es de quienes son como ellos.


―Dichosos más bien —respondió Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.


»Les digo que este, y no aquel, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que se cree mejor que los demás será humillado, y el que se humilla será considerado el mejor».


Por eso, yo mismo les doy un reino, así como mi Padre me lo dio a mí.


Quiero que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


«El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a anunciar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos. Me ha enviado a poner en libertad a los oprimidos,


―Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—. Dichosos los que no han visto y sin embargo creen.


En cambio, el rico debe sentirse orgulloso de que Dios lo humille. Porque el rico se marchitará como la flor del campo.


Dichoso el que no deja de creer en medio de las dificultades. Porque, al salir victorioso, recibirá la corona de la vida. Este es el premio que Dios ha prometido a quienes lo aman.


Escuchen, mis queridos hermanos en la fe: Recuerden que Dios ha elegido a los pobres de este mundo, para hacerlos ricos en fe y herederos del reino que prometió a los que lo aman.


El ángel me dijo: «Escribe: “¡Dichosos los que han sido invitados a la cena de la boda del Cordero!”». Y añadió: «Esto lo dice Dios, y es la verdad».


»Dichosos los que dejan de vivir en pecado, pues tendrán derecho al árbol de la vida. Ellos podrán entrar por las puertas de la ciudad.


Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”. Pero no te das cuenta de cuán infeliz y desdichado, pobre, ciego y desnudo eres tú.


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