Mateo 4:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

¹⁷ Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

¹⁷ Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁷ A partir de entonces, Jesús comenzó a predicar: «Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca».

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁷ Desde entonces Jesús empezó a proclamar este mensaje: 'Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos está ahora cerca.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁷ Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos° se ha acercado.°

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁷ Desde entonces comenzó Jesús a predicar: 'Convertíos; porque el reino de los cielos está cerca'.

Mateo 4:17 Referencias Cruzadas

Mateo 10:7

Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos está cerca”.

Mateo 11:12

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea. Los que se esfuerzan logran aferrarse a él.

Mateo 13:11

Él les respondió: ―A ustedes se les ha permitido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos, no.

Mateo 13:24

Jesús les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo.

Mateo 13:47

»También se parece el reino de los cielos a una red echada al lago, que atrapa peces de toda clase.

Mateo 13:9

El que tenga oídos, que oiga».

Mateo 25:1

»El reino de los cielos será entonces como diez jóvenes solteras que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio.

Mateo 3:2

Decía: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».

Mateo 6:10

Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en los cielos.

Mateo 9:13

Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Pues no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

Lucas 15:10

Les digo que así mismo se alegran los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

Lucas 15:7

Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.

Lucas 24:47

En su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.

Lucas 3:23

Jesús tenía unos treinta años cuando comenzó su ministerio. Esta es la lista de sus antepasados: José, Elí,

Lucas 5:32

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.

Lucas 9:2

Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.

Hechos 11:18

Al oír esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo: ―¡Así que también a los no judíos Dios les ha dado oportunidad de arrepentirse y tener vida eterna!

Hechos 17:30

Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia. Sin embargo, ahora manda que todos, en todas partes, se arrepientan.

Hechos 2:38

―Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.

Hechos 20:21

A judíos y a griegos les he dicho que se arrepientan ante Dios y que crean en nuestro Señor Jesús.

Hechos 26:20

Al contrario, comencé a predicar en muchos lugares. Primero, en Damasco, luego en Jerusalén y en toda Judea. Después, les prediqué a los no judíos y les pedí que se arrepintieran y obedecieran a Dios. Les dije además que hicieran lo bueno, para que demostraran su arrepentimiento.

Hechos 3:19

Por tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sean borrados sus pecados. Así vendrán tiempos de descanso de parte del Señor.

Hebreos 6:1

Por eso, dejemos a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, y avancemos hacia la madurez. No volvamos a verdades elementales, tales como la necesidad de arrepentirse de cosas que llevan a la muerte eterna, para luego creer en Dios.