Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Mateo 26:42 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

42 Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad».

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

42 Entonces Jesús los dejó por segunda vez y oró: «¡Padre mío! Si no es posible que pase esta copa a menos que yo la beba, entonces hágase tu voluntad».

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

42 De nuevo se apartó por segunda vez a orar: 'Padre, si esta copa no puede ser apartada de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

42 Y yendo de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: ¡Padre mío, si esto° no puede pasar sin que lo beba, hágase tu voluntad!

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

42 Se alejó por segunda vez y de nuevo estuvo orando: '¡Padre mío: si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad!'.

Ver Capítulo Copiar




Mateo 26:42
14 Referencias Cruzadas  

―Ustedes no saben lo que están pidiendo —les respondió Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo voy a beber? ―Sí, podemos.


Yendo un poco más allá, se arrodilló, se inclinó hasta tocar el suelo con su rostro, y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».


Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño.


Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en los cielos.


Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».


«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo. Pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya».


Pues he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió.


Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de entender nuestras debilidades. Al contrario, contamos con uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, pero él nunca pecó.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos