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Mateo 25:1 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

1 »El reino de los cielos será entonces como diez jóvenes solteras que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 »Entonces, el reino del cielo será como diez damas de honor que tomaron sus lámparas y salieron para encontrarse con el novio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Escuchen, pues, lo que pasará entonces en el Reino de los Cielos. Diez jóvenes salieron con sus lámparas para salir al encuentro del novio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes,° que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 El reino de los cielos será entonces semejante a diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del novio.

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Mateo 25:1
43 Referencias Cruzadas  

Jesús les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo.


Les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como una semilla de mostaza que un hombre sembró en su campo.


El campo es el mundo, y la buena semilla representa a los que pertenecen al reino. La mala hierba son los que pertenecen al maligno,


»También se parece el reino de los cielos a una red echada al lago, que atrapa peces de toda clase.


»Así mismo el reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viñedo.


«El reino de los cielos es como un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo.


Entonces todas las jóvenes se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas.


Decía: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».


Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos.


Jesús les contestó: ―¿Acaso pueden estar tristes los invitados del novio mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; entonces sí ayunarán.


Así que Judas fue al huerto. Llegó al frente de un grupo de soldados y guardias de los jefes de los sacerdotes y de los fariseos. Llevaban antorchas, lámparas y armas.


El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Esa es la alegría que me inunda.


En el cuarto del piso superior donde estábamos reunidos había muchas lámparas.


Los felicito, porque ustedes se acuerdan de mí en todo y retienen las enseñanzas, tal como se las transmití.


Yo me preocupo mucho por ustedes, y eso es algo que Dios ha puesto en mi corazón. Lo que deseo es que ustedes sean de Cristo para siempre. Yo he prometido presentarlos a ustedes ante Cristo como una novia virgen y pura que se guarda para su único esposo.


Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me dará en aquel día. Me la dará a mí y a todo el que con amor haya esperado su venida.


Viviremos de esa manera mientras esperamos que se cumpla la bendita promesa en la cual confiamos, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.


Estos no cometieron pecados sexuales con mujeres, sino que se mantuvieron puros. Son los que siguieron al Cordero por dondequiera que iba. De toda la humanidad, ellos fueron los primeros en ser salvados como una ofrenda para Dios y el Cordero.


¡Alegrémonos, celebremos con gozo y démosle gloria a nuestro Dios! Ya ha llegado el día de la boda del Cordero. Su novia se ha preparado,


Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, donde está Dios. La ciudad parecía una novia hermosamente preparada y vestida para su prometido.


Se acercó uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas con los últimos siete castigos. Me habló así: «Ven, que te voy a presentar a la novia, la esposa del Cordero».


Del trono salían relámpagos, estruendos y truenos. Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios.


El tercer ángel tocó su trompeta. Entonces una enorme estrella, que ardía como una antorcha, cayó desde el cielo. Cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales.


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