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Mateo 23:34 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

34 Por eso yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

34 Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 »Por lo tanto, les envío profetas, hombres sabios y maestros de la ley religiosa. A algunos los matarán crucificándolos, y a otros los azotarán con látigos en las sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Desde ahora les voy a enviar profetas, sabios y maestros, pero ustedes los degollarán y crucificarán, y a otros los azotarán en las sinagogas o los perseguirán de una ciudad a otra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Por tanto, he aquí Yo os envío profetas y sabios y escribas. De entre ellos mataréis y crucificaréis, y de entre ellos azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Mirad, os voy a enviar profetas y sabios y escribas: a unos los mataréis y crucificaréis y a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,

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Mateo 23:34
36 Referencias Cruzadas  

Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre.


―Todo maestro de la Ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos.


Pero al declararse descendientes de los que mataron a los profetas, se convierten en cómplices.


En su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.


Los expulsarán de las sinagogas. Y hasta viene el día en que cualquiera que los mate pensará que le está prestando un servicio a Dios.


―¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.


Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder. Y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el último rincón de la tierra.


Por aquel tiempo unos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía.


A Santiago, hermano de Juan, lo mandó matar a espada.


En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros. Entre ellos estaban Bernabé y Simeón, apodado el Negro. También estaban Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con el gobernador Herodes, y Saulo.


En eso llegaron de Antioquía y de Iconio unos judíos que hicieron cambiar de parecer a la gente. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto.


Judas y Silas, que también eran profetas, hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos.


Entonces llamaron a los apóstoles y, luego de azotarlos, les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús. Después de eso los soltaron.


En cambio, a los que ya entienden mejor lo que han creído, les hablo con sabiduría. Pero no se trata de la sabiduría de este mundo ni la de sus gobernantes, los cuales serán olvidados.


Aunque yo no lo merecía, Dios me dio el trabajo de maestro constructor. Así que mi enseñanza fue como el fundamento, y otro vino a construir sobre él. Pero cada uno tenga cuidado de cómo construye la fe de los demás.


Es por eso que hablamos de Cristo a todos, y les damos consejos y enseñamos con toda sabiduría. Lo hacemos para presentarlos delante de Dios como creyentes maduros gracias a Cristo.


pues quieren impedir que prediquemos a los no judíos para que sean salvos. Pero con eso solo logran acumular más pecado. El castigo de Dios será muy duro sobre ellos.


Fueron apedreados, partidos por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron huyendo de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra. Pasaron necesidades, sufrieron y fueron maltratados.


Los habitantes de la tierra se alegrarán de su muerte. Entonces harán fiesta e intercambiarán regalos, porque estos dos profetas les estaban haciendo la vida imposible.


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