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Mateo 20:23 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

23 ―Ciertamente beberán de mi copa —les dijo Jesús—, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí decidirlo. Eso ya lo ha decidido mi Padre.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

23 Él les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Jesús les dijo: —Es cierto, beberán de mi copa amarga; pero no me corresponde a mí decir quién se sentará a mi derecha o a mi izquierda. Mi Padre preparó esos lugares para quienes él ha escogido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Jesús replicó: 'Ustedes sí beberán mi copa, pero no me corresponde a mí el concederles que se sienten a mi derecha o a mi izquierda. Eso será para quienes el Padre lo haya dispuesto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Les dice: A la verdad, de mi copa beberéis;° pero el sentarse a mi derecha e° izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes ha sido preparado por mi Padre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Él les replica: 'Cierto; beberéis mi cáliz. Pero sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es cosa que yo pueda conceder; eso es para aquellos a quienes se lo ha reservado mi Padre'.

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Mateo 20:23
12 Referencias Cruzadas  

Él les respondió: ―A ustedes se les ha permitido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos, no.


Cuando lo oyeron los otros diez, se enojaron con los dos hermanos.


»Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.


Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí decidirlo. Eso ya está decidido.


A Santiago, hermano de Juan, lo mandó matar a espada.


Y, si somos hijos, somos herederos de Dios. Herederos junto con Cristo, pues, si ahora sufrimos como él sufrió, también compartiremos su gloria.


Sin embargo, como dicen las Escrituras: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha imaginado lo que Dios ha preparado para quienes lo aman».


Tenemos firme confianza en ustedes. Porque sabemos que, aunque sufren como nosotros, también serán consolados como nosotros.


Ahora, aunque sufro por ustedes, me alegro. Pues así voy completando en mí mismo lo que falta de los sufrimientos de Cristo por su iglesia, que es su cuerpo.


Más bien, deseaban una patria mejor, es decir, la del cielo. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.


Yo, Juan, soy su hermano en la fe. Con ustedes comparto el sufrimiento, el reino y el seguir confiando en Jesús. Yo fui enviado a la isla de Patmos como castigo por anunciar el mensaje de Dios y hablar acerca de Jesús.


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