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Mateo 17:18 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

18 Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Entonces Jesús reprendió al demonio, y el demonio salió del joven. A partir de ese momento, el muchacho estuvo bien.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 En seguida Jesús dio una orden al demonio, que salió, y desde ese momento el niño quedó sano.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y Jesús lo reprendió,° y el demonio salió de él, y el muchacho quedó sano desde aquella hora.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Jesús lo increpó, el demonio salió del muchacho y éste quedó curado desde aquel momento.

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Mateo 17:18
15 Referencias Cruzadas  

Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar.


―¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.


―¡Ah, gente incrédula y malvada! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme acá al muchacho.


Después los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, le preguntaron: ―¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?


Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo: ―¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana en aquel momento.


Jesús sanó a muchos que sufrían diversas enfermedades. También echó fuera a muchos demonios, pero no los dejaba hablar porque sabían quién era él.


Es que Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu maligno!».


Además, muchos demonios salían de las personas, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero él los reprendía y no los dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo.


Es que Jesús le había ordenado al espíritu maligno que saliera del hombre. Ese espíritu se había apoderado de él muchas veces. Al hombre le sujetaban los pies y las manos con cadenas y lo mantenían bajo vigilancia. Aun así, rompía las cadenas y el demonio lo arrastraba a lugares solitarios.


Estaba acercándose el muchacho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre.


Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y le dijo al espíritu: ―¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.


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