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Mateo 11:21 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con muchos lamentos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

21 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 «¡Qué aflicción les espera, Corazín y Betsaida! Pues, si en las perversas ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran hecho los milagros que hice entre ustedes, hace tiempo sus habitantes se habrían arrepentido de sus pecados vistiéndose con ropa de tela áspera y echándose ceniza sobre la cabeza en señal de remordimiento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubiesen hecho los milagros que se han realizado en ustedes, seguramente se habrían arrepentido, poniéndose vestidos de penitencia y cubriéndose de ceniza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón° se hubieran hecho los milagros que se hicieron en vosotras, hace tiempo que se habrían arrepentido en cilicio y ceniza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 '¡Ay de ti, Corazaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los mismos milagros que en vosotras, ya hace tiempo que, cubiertas de cilicio y en ceniza, se habrían convertido.

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Mateo 11:21
31 Referencias Cruzadas  

Pero les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes.


Saliendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.


»¡Ay del mundo por las invitaciones al pecado! Esas invitaciones son inevitables, pero ¡ay de quienes las ocasionan!


A la verdad, el Hijo del hombre se irá, tal como dicen las Escrituras de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.


y de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de las regiones de Tiro y Sidón. Cuando se enteraron de todo lo que hacía, vino mucha gente a verlo.


En seguida Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado, a Betsaida, mientras él despedía a la gente.


Jesús salió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quería que nadie lo supiera, pero no pudo esconderse.


Luego regresó Jesús de la región de Tiro y se dirigió por Sidón al lago de Galilea. Entró en la región de Decápolis.


Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas le llevaron un ciego a Jesús y le rogaron que lo tocara.


Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta, en los alrededores de Sidón.


Luego bajó con ellos y se detuvo en un llano. Muchos de sus discípulos estaban allí, como también mucha gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón.


Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida.


Felipe era del pueblo de Betsaida, lo mismo que Andrés y Pedro.


Estos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le pidieron: ―Señor, queremos ver a Jesús.


Herodes estaba furioso con los de Tiro y de Sidón. Por eso, algunos de ellos se pusieron de acuerdo y se presentaron ante él. Se ganaron el favor de Blasto, camarero del rey, y por medio de él pidieron paz. Y es que Tiro y Sidón compraban sus alimentos en el país del rey Herodes.


Al día siguiente, hicimos una parada en Sidón. El capitán Julio, con mucha amabilidad, le permitió a Pablo visitar a sus hermanos en la fe para que lo atendieran.


¡Ay de los que siguieron el ejemplo de Caín! Por ganar dinero cometieron el mismo error de Balán y murieron por ser tan rebeldes como Coré.


Por mi parte, yo enviaré a mis dos testigos para que profeticen. Ellos, vestidos de luto, profetizarán durante mil doscientos sesenta días».


Vi que el Cordero rompió el sexto sello, y se produjo un gran terremoto. El sol se oscureció como si se hubiera vestido de luto. La luna entera se volvió roja como la sangre.


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