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Marcos 8:12 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

12 Él lanzó un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? Les aseguro que no se le dará ninguna señal».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Cuando Jesús oyó esto, suspiró profundamente en su espíritu y dijo: «¿Por qué esta gente sigue exigiendo una señal milagrosa? Les digo la verdad, no daré ninguna señal a esta generación».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Jesús suspiró profundamente y exclamó: '¿Por qué esta gente pide una señal? Yo les digo que a esta gente no se le dará ninguna señal.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y exhalando un profundo suspiro en su espíritu, dice: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará ninguna señal a esta generación.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Él, suspirando en su espíritu, dice: '¿Para qué pedirá esta generación una señal? Os aseguro que a esta generación no se le dará señal alguna'.

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Marcos 8:12
15 Referencias Cruzadas  

Algunos de los fariseos y de los maestros de la Ley le dijeron: ―Maestro, queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya.


¡Esta gente malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero solo se le dará la señal de Jonás». Entonces Jesús los dejó y se fue.


Jesús se les quedó mirando. Estaba enojado y entristecido por su falta de compasión, y le dijo al hombre: ―Extiende la mano. Así que la extendió, y la mano le quedó curada.


Y él se quedó asombrado por la falta de fe de ellos. Jesús recorría los alrededores, enseñando de pueblo en pueblo.


Luego, mirando al cielo, suspiró profundamente y le dijo: «¡Efatá!» (que significa: ¡Ábrete!).


Entonces los dejó, volvió a embarcarse y cruzó al otro lado.


―¡Ah, gente incrédula! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho.


Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella.


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