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Lucas 6:49 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

49 Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre que construyó una casa sobre tierra y sin cimientos. Tan pronto como la golpeó la corriente, la casa se derrumbó, y el desastre fue terrible».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

49 Pero el que oye y no obedece es como una persona que construye una casa sobre el suelo, sin cimientos. Cuando las aguas de la inundación azoten esa casa, se derrumbará en un montón de escombros».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

49 Por el contrario, el que escucha, pero no pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. La corriente se precipitó sobre ella y en seguida se desmoronó, siendo grande el desastre de aquella casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

49 Pero el que oyó y no hizo, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre la tierra, sin cimiento, contra la cual irrumpió el torrente y al instante cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

49 En cambio, el que oye pero no practica, se parece a un hombre que se puso a construir una casa a flor de tierra, sin cimientos; cuando el torrente se precipitó contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre de aquella casa fue completo'.

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Lucas 6:49
30 Referencias Cruzadas  

Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican.


En aquel tiempo muchos dejarán de creer en mí. Unos a otros se traicionarán y se odiarán.


Pero, como no tienen raíz, duran poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se apartan de ella.


»El siervo que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá muchos golpes.


Pero su gente lo odiaba y mandaron tras él un grupo de personas a decir: “No queremos a este por rey”.


Pero, en cuanto a esos enemigos míos que no me querían por rey, tráiganlos acá y mátenlos delante de mí”».


»¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo?


Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. Cuando vino una inundación, la corriente golpeó aquella casa. Pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear, porque estaba bien construida.


Cuando terminó de hablar al pueblo, Jesús entró en Capernaúm.


Toda rama que en mí no da fruto, la corta. Pero toda rama que da fruto la poda, para que dé más fruto todavía.


Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes otras personas que, como lobos feroces, buscarán acabar con el rebaño.


Muchas veces anduve de sinagoga en sinagoga castigándolos para obligarlos a ofender a Jesús. Mi odio contra ellos me llevó al extremo de perseguirlos incluso en ciudades del extranjero.


Por eso, cuando ya no pude soportarlo más, mandé a Timoteo para saber si ustedes seguían confiando en Jesús. Tenía miedo de que el diablo los hubiera tentado a hacer lo malo y que nuestro trabajo con ustedes hubiera sido inútil.


En efecto, los que han conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo han escapado de la maldad del mundo. Pero, si vuelven a practicar la maldad y se dejan controlar por ella, terminarán en peores condiciones que al principio.


Aunque esos enemigos salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.


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