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Lucas 5:32 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 No he venido para llamar a los buenos, sino para invitar a los pecadores a que se arrepientan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan'.

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Lucas 5:32
26 Referencias Cruzadas  

»Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Pues les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.


Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Pues no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.


porque se daba cuenta de que los jefes de los sacerdotes habían entregado a Jesús por envidia.


Y resulta que un hombre llamado Barrabás estaba encarcelado con los rebeldes condenados por haber cometido homicidio en una rebelión.


Al oír esto, Jesús les contestó: ―No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.


Les digo que así mismo se alegran los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.


Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.


Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.


En su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.


―No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos —les contestó Jesús—.


Algunos le dijeron a Jesús: ―Los discípulos de Juan ayunan y oran con frecuencia, lo mismo que los discípulos de los fariseos, pero los tuyos se la pasan comiendo y bebiendo.


Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia. Sin embargo, ahora manda que todos, en todas partes, se arrepientan.


―Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.


A judíos y a griegos les he dicho que se arrepientan ante Dios y que crean en nuestro Señor Jesús.


Por tanto, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, para que sean borrados sus pecados. Así vendrán tiempos de descanso de parte del Señor.


Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes. Lo envió para darles la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades».


Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que diera a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.


El Señor no tarda en cumplir su promesa, como algunos piensan. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie muera sin haberse arrepentido.


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