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Lucas 20:13 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

13 »Entonces pensó el dueño del viñedo: “¿Qué voy a hacer? Enviaré a mi hijo amado; seguro que a él sí lo respetarán”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

13 Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá cuando le vean a él, le tendrán respeto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 »“¿Qué haré? —se preguntó el dueño—. ¡Ya sé! Enviaré a mi querido hijo. Sin duda a él lo respetarán”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 El dueño de la viña se dijo entonces: ¿Qué hacer? Enviaré a mi hijo querido, pues a él lo respetarán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Dijo entonces el señor de la viña: ¿Qué haré?° Enviaré a mi hijo amado, quizás a éste respetarán.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 El dueño de la viña dijo entonces: '¿Qué voy a hacer? Les voy a mandar a mi hijo muy querido; seguramente que a éste lo respetarán'.

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Lucas 20:13
19 Referencias Cruzadas  

Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él».


Pero, cuando llegó la fecha indicada, Dios envió a su Hijo, quien nació de una mujer y bajo la autoridad de la Ley.


La Ley no pudo liberarnos, porque nuestro pecado eliminó su poder. Por eso Dios envió a su propio Hijo en un cuerpo semejante al de nosotros los pecadores. Lo envió para que se ofreciera en sacrificio por el pecado, y de esa manera le quitó al pecado su poder.


Yo lo he visto y por eso testifico que este es el Hijo de Dios».


Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Este es mi Hijo, mi elegido. ¡Escúchenlo!».


Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él. ¡Escúchenlo!».


Les dijo: «Había en cierto pueblo un juez que no tenía ningún respeto por Dios ni consideración de nadie.


Durante algún tiempo él se negó. Pero por fin concluyó: “Yo no respeto a Dios ni tengo consideración de nadie.


Entonces envió un tercero, pero aun a este lo hirieron y lo echaron fuera.


Pero, cuando lo vieron los labradores, se dijeron el uno al otro: “Este es el heredero. Matémoslo, para que la herencia sea nuestra”.


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