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Lucas 16:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

3 El administrador reflexionó: “¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón está por quitarme el puesto? No tengo fuerzas para cavar, y me da vergüenza pedir dinero.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 »El administrador pensó: “¿Y ahora qué haré? Mi jefe me ha despedido. No tengo fuerzas para cavar zanjas y soy demasiado orgulloso para mendigar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El administrador se dijo: '¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me despide de mi empleo? Para trabajar la tierra no tengo fuerzas, y pedir limosna me da vergüenza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré?,° porque mi amo me quita la mayordomía. Para cavar, no tengo fuerzas, y mendigar, me da vergüenza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 El administrador se dijo entonces para sí: '¿Qué voy a hacer, ahora que mi señor me quita la administración? Para cavar, ya no tengo fuerzas; pedir limosna, me da vergüenza.

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Lucas 16:3
26 Referencias Cruzadas  

Nos hemos enterado de que entre ustedes hay algunos que andan de vagos, sin trabajar en nada, y que se meten en lo que no les importa.


Junto a la entrada llamada Hermosa había un hombre paralítico de nacimiento. Todos los días lo dejaban allí para que pidiera dinero a los que entraban en el Templo.


Sus vecinos y los que lo habían visto pedir dinero decían: «¿No es este el que se sienta a mendigar?».


Durante algún tiempo él se negó. Pero por fin concluyó: “Yo no respeto a Dios ni tengo consideración de nadie.


»Resulta que murió el mendigo, y los ángeles se lo llevaron para que estuviera al lado de Abraham. También murió el rico, y lo enterraron.


A la puerta de su casa se tendía un mendigo llamado Lázaro, que estaba cubierto de llagas.


Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha”.


Después, llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran cantidad de personas. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino.


Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.


»Al atardecer, el dueño del viñedo le ordenó a su capataz: “Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos contratados hasta llegar a los primeros”.


Así que lo mandó a llamar y le dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque ya no puedes seguir en tu puesto”.


Tengo que asegurarme de que, cuando me echen de la administración, haya gente que me reciba en su casa. ¡Ya sé lo que voy a hacer!”.


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