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Juan 8:26 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

26 Son muchas las cosas que tengo que decir y juzgar de ustedes. Lo que yo le digo al mundo es lo mismo que he oído decir al que me envió. Y él dice la verdad.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Tengo mucho para decir acerca de ustedes y mucho para condenar, pero no lo haré. Pues digo solo lo que oí del que me envió, y él es totalmente veraz.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Tengo mucho que decir sobre ustedes y mucho que condenar, pero lo que digo al mundo lo aprendí del que me ha enviado: él es veraz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar acerca de vosotros, pero el que me envió es veraz; y lo que Yo he oído de Él, esto hablo en el mundo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar acerca de vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y lo que yo oí de él, eso es lo que digo al mundo'.

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Juan 8:26
17 Referencias Cruzadas  

Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo. Los he llamado amigos, porque todo lo que le oí decir a mi Padre se lo he dado a conocer a ustedes.


»Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar.


Les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron. Saben con certeza que salí de ti y han creído que tú me enviaste.


―Yo he hablado abiertamente al mundo —respondió Jesús—. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el Templo, donde se congregan todos los judíos. En secreto no he dicho nada.


Te aseguro que hablamos de lo que sabemos. Y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente. Sin embargo, ustedes no aceptan nuestro testimonio.


―Mi enseñanza no es mía —respondió Jesús—, sino del que me envió.


Por eso Jesús, que seguía enseñando en el Templo, dijo: ―¡Con que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! No he venido por mi propia cuenta, sino que me envió uno en quien se puede confiar. Ustedes no lo conocen,


―¿Quién eres tú? —le preguntaron. ―En primer lugar, ¿qué tengo que explicarles? —contestó Jesús—.


Ellos no entendieron que les hablaba de su Padre.


Ustedes, en cambio, quieren matarme a mí, que les he dicho la verdad que he recibido de parte de Dios. ¡Abraham jamás haría tal cosa!


Pero, así como podemos confiar en Dios, también pueden confiar en nosotros. El mensaje que les hemos dado no es «sí» y «no» al mismo tiempo.


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