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Juan 7:31 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

31 Sin embargo, muchos creyeron en él, y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿acaso va a hacer más señales milagrosas que este hombre?».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

31 Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que este hace?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 De las multitudes presentes en el templo, muchos creyeron en él. «Después de todo —decían—, ¿acaso esperan que el Mesías haga más señales milagrosas que las que hizo este hombre?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 De todos modos, muchos del pueblo creyeron en él y decían: 'Cuando venga el Mesías, ¿hará más señales milagrosas que este hombre?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Pero muchos de la multitud creyeron en Él y decían: Cuando venga el Mesías, ¿hará acaso más señales que las que éste hizo?°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Entre el pueblo, hubo muchos que creyeron en él y que decían: 'Cuando llegue el Cristo, ¿acaso hará más señales de las que ha hecho éste?'.

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Juan 7:31
19 Referencias Cruzadas  

Toda la gente se quedó asombrada y decía: «¿No será este el Hijo de David?».


Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Estos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba.


Muchos de los judíos que habían ido a visitar a María vieron lo que Jesús hizo y creyeron en él.


Es que, por su causa, muchos se apartaban de los judíos y creían en Jesús.


Sin embargo, muchos de ellos, incluso muchos de los gobernantes, creyeron en él. Pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.


Esta, la primera de sus señales milagrosas, la hizo Jesús en Caná de Galilea. Así reveló su gloria, y sus discípulos creyeron en él.


Este fue de noche a visitar a Jesús. ―Maestro —le dijo—, sabemos que has venido de parte de Dios. Pues nadie podría hacer las señales milagrosas que tú haces si Dios no estuviera con él.


―Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Cristo?


Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron en él por el testimonio que daba la mujer: «Me dijo todo lo que he hecho».


Y mucha gente lo seguía, porque veía las señales milagrosas que hacía en los enfermos.


Ahí está, hablando abiertamente, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades se han convencido de que es el Cristo?


Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado». Otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales milagrosas?». Y había desacuerdo entre ellos.


Simón mismo creyó y, después de bautizarse, seguía a Felipe por todas partes. Estaba asombrado de los grandes milagros y maravillas que veía.


Pues, así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, también la fe sin acciones está muerta.


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