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Juan 5:23 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

23 Así lo hizo para que todos honren al Hijo como lo honran a él. El que se niega a honrar al Hijo no honra al Padre que lo envió.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 a fin de que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo ciertamente tampoco honra al Padre que lo envió.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo ha enviado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra° al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 a fin de que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo envió.

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Juan 5:23
47 Referencias Cruzadas  

»El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no merece ser mi seguidor. El que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no merece ser mi seguidor.


»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.


Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza».


»“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.


Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


»El que los escucha a ustedes me escucha a mí. El que los rechaza a ustedes me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí rechaza al que me envió».


»No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí.


Él me dará la gloria porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.


Todo lo que yo tengo es tuyo, y todo lo que tú tienes es mío; y por medio de ellos he recibido la gloria.


Les escribo a todos ustedes, que están en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a ser parte de su pueblo santo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les permitan gozar de su inmerecido amor y de su paz.


A su vez, el profeta Isaías dice: «Un descendiente de Isaí vendrá, y gobernará a las naciones. Todos los pueblos pondrán su confianza en él».


Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, viven apartados del mal y han ganado la vida eterna.


Sin embargo, si el Espíritu de Dios vive en ustedes, entonces ya no viven bajo el control del pecado. Y, si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, es porque no es de Cristo.


Pido a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo que les permitan gozar de su inmerecido amor y de su paz.


Pues recuerden, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.


Si alguno no ama al Señor, vivirá bajo maldición. ¡Marana ta!, que significa, «¡Ven, Señor!».


¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo? El Espíritu está en ustedes, pues Dios se lo ha dado. Ustedes no son sus propios dueños,


Nos sentíamos como sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos.


Le pido al Señor Jesucristo que les permita gozar de su inmerecido amor. A Dios le pido que los trate con amor y al Espíritu Santo le ruego que los acompañe siempre.


El amor de Cristo nos domina. Porque estamos convencidos de que él sufrió la muerte que todos merecíamos, y para Dios todos hemos muerto.


Un mensaje que le dice al mundo que Dios envió a Cristo para reconciliarnos con él. Nuestros pecados fueron perdonados, y se nos encargó la predicación de este mensaje de reconciliación.


Que el amor inmerecido de Dios llene a todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor eterno.


Y es por anunciar ese mensaje que ahora paso sufrimientos. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he creído. También estoy seguro de que Cristo tiene poder para guardar hasta el día del juicio final lo que le he confiado.


Además, cuando Dios envió a su Hijo primogénito al mundo, dijo: «Que lo adoren todos los ángeles de Dios».


Los saluda Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo. Dirijo esta carta a los que han confiado en Cristo de manera tan preciosa como lo hemos hecho nosotros. Esa confianza nos la ha dado nuestro Dios y Salvador Jesucristo, quien ha demostrado ser justo.


Más bien, sean cristianos maduros que cada día conocen mejor al Señor y Salvador Jesucristo, y que cada día disfrutan más de su amor inmerecido. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.


Todo el que rechaza al Hijo rechaza también al Padre; el que acepta al Hijo también acepta al Padre.


Todo el que se desvía de la enseñanza de Cristo y no la obedece se aleja de Dios. En cambio, el que la obedece se acerca más al Padre y al Hijo.


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