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Juan 3:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Porque Dios no envió al Hijo al mundo para juzgar° al mundo, sino para que el mundo sea salvo por medio de Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Porque Dios no envió su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por su medio.

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Juan 3:17
36 Referencias Cruzadas  

«La virgen quedará embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).


»Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Pues les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.


Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.


Luego siguieron caminando hacia otra aldea.


Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!


Entonces, ¿por qué me acusan de ofender a mi Padre, quien me apartó para enviarme al mundo? ¿Tan solo porque dije: “Yo soy el Hijo de Dios”?


Ya sabía yo que siempre me escuchas. Pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.


Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo.


para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros. Así el mundo creerá que tú me has enviado.


Yo estoy en ellos y tú estás en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad. De esta manera el mundo reconocerá que tú me enviaste. Además, sabrán que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.


»Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo sí te conozco, y estos reconocen que tú me enviaste.


Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.


Les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron. Saben con certeza que salí de ti y han creído que tú me enviaste.


―¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.


El enviado de Dios comunica el mensaje de Dios, pues él mismo le da su Espíritu sin medida.


»El testimonio con que yo cuento tiene más peso que el de Juan. Las cosas que el Padre me ha encomendado que lleve a cabo, las estoy haciendo. Y son estas mismas acciones las que testifican que el Padre me ha enviado.


Tampoco su palabra vive en ustedes, porque no creen en aquel a quien él envió.


»Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Quien los va a acusar es Moisés, en quien tienen puesta su esperanza.


―Esta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió —les respondió Jesús.


Pues he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió.


Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que ve al Hijo y crea en él tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final.


Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí vivirá por mí.


pero yo sí lo conozco porque vengo de parte suya. Es él quien me ha enviado.


―Nadie, Señor. Jesús le dijo: ―Tampoco yo te condeno. Ahora vete y no vuelvas a pecar.


―Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió.


Él murió en la cruz ofreciendo su vida como un sacrificio, para que Dios perdonara nuestros pecados. Pero no solo para que nos perdonara a nosotros, sino a todo el mundo.


Nosotros hemos visto que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo, y por eso lo anunciamos.


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