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Juan 2:16 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

16 A los que vendían las palomas les dijo: ―¡Saquen esto de aquí! ¡No conviertan la casa de mi Padre en un mercado!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Luego se dirigió a los que vendían palomas y les dijo: «Saquen todas esas cosas de aquí. ¡Dejen de convertir la casa de mi Padre en un mercado!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 A los que vendían palomas les dijo: 'Saquen eso de aquí y no conviertan la Casa de mi Padre en un mercado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 y dijo a los que vendían las palomas: ¡Quitad esto de aquí, y no hagáis la Casa de mi Padre casa de mercado!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Y a los que vendían palomas les dijo: 'Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre una casa de comercio'.

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Juan 2:16
17 Referencias Cruzadas  

«Escrito está —les dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración”; pero ustedes la están convirtiendo en “cueva de ladrones”».


También les enseñaba con estas palabras: «¿No dicen las Escrituras: »“Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”? Pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones”».


―¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar ocupado en los asuntos de mi Padre?


Dominados por el deseo de siempre tener más, estos maestros los engañarán para sacarles dinero. Desde hace mucho tiempo su castigo está preparado y los espera su destrucción.


Pero Jesús les respondía: ―Mi Padre aún hoy está trabajando, y yo también trabajo.


y peleas. Le gusta provocar todo eso entre personas que solo piensan en la maldad y no conocen la verdad. Es gente que piensa que la religión es un medio de obtener dinero.


Jesús le dijo: ―No me detengas, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”.


Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar.


―No estoy controlado por ningún demonio —contestó Jesús—. Tan solo honro a mi Padre; pero ustedes me deshonran a mí.


Jesús entró en el Templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas.


Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a su negocio.


Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del Templo, juntamente con sus ovejas y sus bueyes. Tiró por el suelo las monedas de los que cambiaban dinero y derribó sus mesas.


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