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Juan 18:37 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

37 ―¡Así que eres rey! —le dijo Pilato. Jesús le contestó: ―Yo soy rey, tal como tú lo has dicho. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Pilato le dijo: —¿Entonces eres un rey? —Tú dices que soy un rey —contestó Jesús—. En realidad, yo nací y vine al mundo para dar testimonio de la verdad. Todos los que aman la verdad reconocen que lo que digo es cierto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Pilato le preguntó: 'Entonces, ¿tú eres rey?' Jesús respondió: 'Tú lo has dicho: yo soy Rey. Yo doy testimonio de la verdad, y para esto he nacido y he venido al mundo. Todo el que está del lado de la verdad escucha mi voz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Le dijo entonces Pilato: ¿Así que tú eres rey? Jesús respondió: Tú dices que soy rey. Yo, para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, oye mi voz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Entonces le dijo Pilato: '¿Conque tú eres rey?'. Respondió Jesús: 'Sí, soy rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz'.

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Juan 18:37
26 Referencias Cruzadas  

―Tú lo has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del cielo.


Mientras tanto, Jesús fue llevado ante el gobernador, y este le preguntó: ―¿Eres tú el rey de los judíos? ―Tú mismo lo dices —respondió Jesús.


―Sí, yo soy —dijo Jesús—. Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del cielo.


―¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó Pilato. ―Tú mismo lo dices —respondió.


―¿Eres tú, entonces, el Hijo de Dios? —le preguntaron todos. Y él les dijo: ―Ustedes mismos lo dicen.


Así que Pilato le preguntó a Jesús: ―¿Eres tú el rey de los judíos? ―Tú mismo lo dices —respondió.


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, la gloria del Hijo único del Padre. Y estaba lleno de amor y de verdad.


La Ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor inmerecido de Dios y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.


―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.


y da testimonio de lo que ha visto y oído. Pero nadie recibe su testimonio.


El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.


―Aunque yo sea mi propio testigo —contestó Jesús—, mi testimonio es válido, porque yo sé de dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.


Y sin embargo a mí, que les digo la verdad, no me creen.


¿Quién de ustedes me puede probar que soy culpable de pecado? Si digo la verdad, ¿por qué no me creen?


El que es de Dios escucha lo que Dios dice. Pero ustedes no escuchan, porque no son de Dios.


Recuerda que Dios da vida a todas las cosas y que Cristo Jesús afirmó ante Poncio Pilato que confiaba en Dios. Por eso ahora, delante de Dios y de Cristo, te encargo


Ustedes han aceptado el verdadero mensaje de Dios, y por eso él los ha limpiado de pecado. Ahora aman con amor sincero a sus hermanos en la fe. Así que ámense de todo corazón los unos a los otros.


No les escribo porque ignoren la verdad. Al contrario, conocen la verdad y quien la conoce no puede mentir.


Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos en la fe. El que no ama sigue controlado por el reino de la muerte.


Nosotros sabemos que decimos la verdad cuando nos sentimos confiados delante de Dios.


Nosotros pertenecemos a Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha. Pero el que no conoce a Dios no nos escucha. Así sabemos quién habla con el espíritu de la verdad y quién con el espíritu del engaño.


Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.


Los saluda Juan. Escribo este libro a las siete iglesias que están en la provincia de Asia. Le pido a Dios, quien es, era y vendrá, que los llene de su amor inmerecido y de su paz. Lo mismo pido a los siete espíritus que están delante de su trono


»Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: A mí me llaman el Amén, porque soy fiel y digo la verdad. Yo gobierno sobre la creación de Dios, y este es mi mensaje:


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