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Juan 15:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

2 Toda rama que en mí no da fruto, la corta. Pero toda rama que da fruto la poda, para que dé más fruto todavía.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Toda rama que no da fruto en mí la corta. Y toda rama que da fruto la limpia para que dé más fruto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo levanta;° y todo el que lleva fruto, lo limpia para que lleve más fruto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Todo sarmiento mío que no da fruto lo corta; y todo el que da fruto lo poda, para que dé más todavía.'

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Juan 15:2
42 Referencias Cruzadas  

Al que los conoce, se le dará más conocimiento, y conocerá muchísimos secretos. Al que conoce poco, hasta lo poco que conoce se le quitará.


Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidad de harina, hasta que hizo crecer toda la masa».


―Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz —les respondió—.


Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. ―¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera.


Porque a todo el que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.


El hacha ya está puesta en la base de los árboles. Todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y echado al fuego.


Tiene la pala en la mano para limpiar su campo y recoger el trigo en su granero. La paja, en cambio, la quemará con fuego que nunca se apagará».


Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego.


Pero otros son como lo sembrado en buen terreno. Oyen la palabra y la aceptan. Por eso producen una cosecha que rinde el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno».


Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Estos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba.


»Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.


No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes. Y les encargué que vayan y den mucho fruto, un fruto que permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.


Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado.


El que no permanece en mí es desechado y se seca. Luego, esas ramas se recogen, se arrojan al fuego y se queman.


Mi Padre recibe la gloria cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.


Mientras estaba con ellos, los cuidaba y los protegía mediante el nombre que me diste. Y ninguno se perdió sino aquel que eligió perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.


Israel es como un árbol de olivo, y es verdad que algunas de sus ramas fueron cortadas. Ustedes, los no judíos, son como ramas de otro árbol. Son de un olivo silvestre, pero han sido injertados en el árbol que es Israel. Ahora la savia nutritiva de la raíz del olivo corre en ustedes, es decir, ahora tienen vida.


Por tanto, piensa en lo bueno que es Dios, pero también en lo estricto que es. Ha castigado duramente a los que fallaron y ha sido bueno contigo. Pero, si no eres agradecido y te portas mal, tú también serás rechazado.


Ahora bien, sabemos que Dios prepara todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los cuales Dios ha llamado de acuerdo con su propósito.


Si hablara diferentes idiomas y aun el idioma de los ángeles, pero no tengo amor, soy como un metal o un platillo que hace ruido.


Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos de pecado y tener así un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


Asegúrense de que nadie deje de alcanzar el amor inmerecido de Dios. No causen dificultades a nadie, no sean como una raíz amarga que envenena a muchos.


Aunque esos enemigos salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.


Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, toma esto en serio y arrepiéntete.


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