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Juan 1:45 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

45 Felipe buscó a Natanael y le dijo: ―Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la Ley, y de quien también se escribió en los Profetas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

45 Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

45 Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo: —¡Hemos encontrado a aquel de quien Moisés y los profetas escribieron! Se llama Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

45 Felipe se encontró con Natanael y le dijo: 'Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la Ley y también los profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret.

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La Biblia Textual 3a Edicion

45 Felipe halla a Natanael y le dice: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley y los profetas: a Jesús, hijo de José, el de Nazaret.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

45 Felipe se encuentra con Natanael y le dice: 'Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés, en la ley, y los profetas: a Jesús, hijo de José, el de Nazaret'.

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Juan 1:45
41 Referencias Cruzadas  

además de Felipe, Bartolomé, Tomás y Mateo, que era cobrador de impuestos. Y con ellos también llamó a Santiago, que era hijo de Alfeo, a Tadeo,


¿No es acaso el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María; y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?


y fue a vivir en un pueblo llamado Nazaret. Con esto se cumplió lo dicho por los profetas: «Lo llamarán Nazareno».


―Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea —contestaba la gente.


Cuando vio a Pedro calentándose, se fijó en él. ―Tú también estabas con ese nazareno, con Jesús —le dijo ella.


¿No es acaso el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se sentían ofendidos a causa de él.


―Jesús de Nazaret está pasando por aquí —le respondieron.


También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David,


Cuando lo vieron sus padres, se quedaron admirados. ―Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? —le dijo su madre—. ¡Mira que tu padre y yo te hemos estado buscando angustiados!


Entonces les explicó todo lo que se decía de él en las Escrituras. Comenzó por el libro de Moisés y continuó en el libro de los Profetas.


Luego les dijo: ―Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que dicen las Escrituras acerca de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.


Jesús tenía unos treinta años cuando comenzó su ministerio. Esta es la lista de sus antepasados: José, Elí,


Todos dieron su aprobación, impresionados por las hermosas palabras que salían de su boca. «¿No es este el hijo de José?», se preguntaban.


Felipe era del pueblo de Betsaida, lo mismo que Andrés y Pedro.


Estos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le pidieron: ―Señor, queremos ver a Jesús.


―Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta.


―A Jesús de Nazaret —contestaron. Jesús les dijo: ―Yo soy. Judas, el traidor, también estaba con ellos.


―¿A quién buscan? —volvió a preguntarles Jesús. ―A Jesús de Nazaret —repitieron.


Pilato mandó que se pusiera sobre la cruz un letrero en el que estuviera escrito: «Jesús de Nazaret, Rey de los judíos».


Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que apodaban el Gemelo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos.


Y se decían: «¿Acaso no es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale diciendo: “Yo bajé del cielo”?».


Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran cantidad de personas que venía hacia él, le dijo a Felipe: ―¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?


―Ni con el salario de casi un año de trabajo podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno —respondió Felipe.


Me refiero a Jesús de Nazaret. Dios lo llenó de poder y del Espíritu Santo. Él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


»Israelitas, escuchen esto: Jesús de Nazaret fue un hombre aprobado por Dios ante ustedes con milagros, señales y maravillas. Todo esto lo hizo Dios entre ustedes por medio de él, como bien lo saben.


“¿Quién eres, Señor?”, pregunté. “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”, me contestó él.


»Pues bien, yo mismo estaba convencido de que debía hacer todo lo posible por ir contra los que creen en Jesús de Nazaret.


―No tengo plata ni oro —le dijo Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y camina!


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