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Hechos 4:21 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

21 Después de nuevas amenazas, los dejaron irse. Por causa de la gente, no hallaban manera de castigarlos. Todos alababan a Dios por lo que había sucedido.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Entonces el Concilio los amenazó aún más, pero finalmente los dejaron ir porque no sabían cómo castigarlos sin desatar un disturbio. Pues todos alababan a Dios

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Insistieron ellos en sus amenazas y los dejaron en libertad. No encontraron manera de castigarlos a causa del pueblo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Ellos entonces, no hallando cómo castigarlos por causa del pueblo, amenazándolos aún más, los soltaron; pues todos glorificaban a Dios por lo sucedido,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Ellos, reiterando sus amenazas, los soltaron. No encontraban manera de castigarlos por causa del pueblo, ya que todos glorificaban a Dios por lo sucedido;

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Hechos 4:21
18 Referencias Cruzadas  

La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.


Buscaban la manera de arrestarlo, pero temían a la gente, porque esta lo consideraba un profeta.


«Pero no durante la fiesta —decían—, no sea que se amotine el pueblo».


Así que Jesús echó fuera al demonio, y el que había estado mudo habló. La gente se asombraba y decía: «Jamás se ha visto nada igual en Israel».


Al ver esto, toda la gente se llenó de temor y dio gloria a Dios por haber dado tal autoridad a las personas.


Cuando razonó así, quedaron humillados todos sus enemigos. Pero la gente estaba encantada de tantas maravillas que él hacía.


Los maestros de la Ley y los jefes de los sacerdotes se dieron cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos. Así que buscaron la manera de arrestarlo en aquel mismo momento, pero temían al pueblo.


Pero, si decimos: “humano”, todo el pueblo nos apedreará, porque están convencidos de que Juan era un profeta».


Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley buscaban algún modo de acabar con Jesús, porque temían al pueblo.


Todos quedaron asombrados y ellos también alababan a Dios. Estaban llenos de temor y decían: «Hoy hemos visto maravillas».


Debemos evitar que este asunto lo siga sabiendo más gente. Así que vamos a amenazarlos para que no vuelvan a hablar de ese nombre a nadie».


Pues el hombre que había sido milagrosamente sanado tenía más de cuarenta años.


Nadie en el pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque la gente hablaba bien de ellos.


Fue entonces el capitán con sus guardias y trajo a los apóstoles. Lo hizo sin hacer uso de la fuerza, pues tenían miedo de ser apedreados por la gente.


Entonces llamaron a los apóstoles y, luego de azotarlos, les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús. Después de eso los soltaron.


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