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Hechos 28:30 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

30 Durante dos años completos permaneció Pablo en la casa que tenía alquilada, y recibía a todos los que iban a verlo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Durante los dos años siguientes Pablo vivió en Roma pagando sus gastos él mismo. Recibía a todos los que lo visitaban,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Pablo, pues, arrendaba esta vivienda privada y permaneció allí dos años enteros. Recibía a todos los que lo venían a ver,

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Y° permaneció dos años enteros en su propia casa alquilada,° y recibía a todos los que acudían a él,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Estuvo dos años enteros en una casa particular alquilada, y recibía a todos los que venían a él,

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Hechos 28:30
14 Referencias Cruzadas  

―Vengan a ver —les contestó Jesús. Ellos fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba, y aquel mismo día se quedaron con él. Eran como las cuatro de la tarde.


Después de todo lo ocurrido, Pablo tomó la decisión de ir a Jerusalén. De camino, pasó por Macedonia y Acaya. Y decía a todos: «Después de estar en Jerusalén, tengo que visitar Roma».


Luego de dos años, Félix dejó su cargo, y Porcio Festo fue nombrado nuevo gobernador. Pero, como Félix quería agradar a los judíos, dejó preso a Pablo.


Cuando llegamos a Roma, a Pablo se le permitió tener su propia casa, con un soldado que lo vigilara.


Predicaba del reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo sin impedimento y sin temor alguno.


De este modo, por la voluntad de Dios, llegaré a ustedes con alegría y podré descansar entre ustedes por algún tiempo.


¿Son servidores de Cristo? ¡Qué locura! Yo lo soy más que ellos. He trabajado mucho más que ellos, he sido encarcelado más veces. He recibido los azotes más crueles, he estado en peligro de muerte repetidas veces.


Nos han golpeado y encerrado en la cárcel. Hemos sufrido alborotos, hemos hecho trabajos pesados y a veces no hemos dormido ni comido.


Es más, los soldados que vigilan el palacio, y todos los demás, saben que estoy preso por servir a Cristo.


Al contrario, cuando estuvo en Roma me buscó sin descanso hasta encontrarme.


Predica el mensaje de Dios, nunca dejes de hacerlo, aunque no parezca ser el mejor momento. Corrige, reprende y anima con mucha paciencia a todos, sin dejar de enseñar.


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