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Hechos 26:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

2 ―Rey Agripa, para mí es un privilegio presentarme hoy ante usted para defenderme de las acusaciones de los judíos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Me considero afortunado, rey Agripa, de que sea usted quien oye hoy mi defensa en contra de todas estas acusaciones que han hecho los líderes judíos,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Rey Agripa, me siento afortunado de poderme defender hoy ante ti de todo lo que me reprochan los judíos,

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Acerca de todas las cosas de que soy acusado por los judíos, me considero dichoso, oh rey Agripa, de que hoy voy a defenderme delante de ti,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Me considero feliz, rey Agripa, al comenzar a defenderme hoy, delante de ti, de todas esas cosas de que me acusan los judíos,

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Hechos 26:2
10 Referencias Cruzadas  

Pero, cuando los arresten, no se preocupen por lo que van a decir o cómo van a decirlo. En ese momento se les dará lo que han de decir.


»Pero, cuando los lleven a juicio ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o qué van a decir.


»Pero, antes de todo esto, los perseguirán y los arrestarán. Los entregarán a las sinagogas y a las cárceles. Por causa de mi nombre los llevarán ante reyes y gobernadores.


El problema es que no tengo definido nada que escribir al emperador acerca de él. Por eso lo he traído ante ustedes, y especialmente delante de usted, rey Agripa. Espero que al hacerle preguntas tenga yo algunos datos para mi carta.


Entonces Agripa le dijo a Pablo: ―Tienes permiso para defenderte. Pablo hizo una señal con la mano y comenzó así su defensa:


»Así que, rey Agripa, no fui desobediente a esa visión celestial.


El rey conoce bien estas cosas, y por eso hablo ante él con tanto atrevimiento. Estoy convencido de que conoce todo esto, porque no sucedió en un rincón secreto.


Sobre todo, porque usted está bien informado de todas las costumbres y discusiones de los judíos. Por eso le ruego que me escuche con paciencia.


Esta es la promesa que nuestras doce tribus esperan que se cumpla. Por eso adoran a Dios día y noche con mucho cuidado. Yo creo en esa promesa, oh rey, y de eso me acusan los judíos.


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