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Hechos 26:13 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

13 A eso del mediodía, oh rey, mientras iba por el camino, vi una luz del cielo. Era más brillante que el sol y su resplandor nos envolvió a mí y a mis acompañantes.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Cerca del mediodía, su majestad, mientras iba de camino, una luz del cielo, más intensa que el sol, brilló sobre mí y mis compañeros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 En el camino, oh rey, a eso del mediodía, vi una luz que venía del cielo, más resplandeciente que el sol, que nos deslumbró a mí y a los que me acompañaban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi que una luz del cielo, superior al resplandor del sol, resplandeció alrededor de mí y de los que viajaban° conmigo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 a medio día, por el camino, vi, oh rey, que me rodeaba, a mí y a los que conmigo iban, una luz proveniente del cielo que superaba el resplandor del sol.

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Hechos 26:13
10 Referencias Cruzadas  

Allí cambió su apariencia en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz.


»Sucedió que, a eso del mediodía, cuando me acercaba a Damasco, una intensa luz del cielo brilló de repente a mi alrededor.


Los que me acompañaban vieron la luz, pero no percibieron la voz del que me hablaba.


»En uno de esos viajes iba yo rumbo a Damasco con la autoridad de los jefes de los sacerdotes a cumplir mi misión.


Todos caímos al suelo, y yo oí una voz que me decía en hebreo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¡Solo te haces daño a ti mismo!”.


Estando ya cerca de Damasco, una luz del cielo brilló de repente a su alrededor.


En su mano derecha tenía siete estrellas. De su boca salía una aguda espada de dos filos. Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.


La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren. Porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara.


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