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Hechos 2:42 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

42 Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

42 Todos los creyentes se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión fraternal, a participar juntos en las comidas (entre ellas la Cena del Señor), y a la oración.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

42 Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

42 Y estaban dedicados constantemente a la doctrina de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a las oraciones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

42 Se atenían con constancia a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones.

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Hechos 2:42
35 Referencias Cruzadas  

Luego, estando con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio.


Los dos, por su parte, contaron lo que les había sucedido en el camino. Y contaron cómo habían reconocido a Jesús cuando partió el pan.


Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración. Se reunían con los hermanos de Jesús, María su madre y otras mujeres.


Cuando él llegó y vio las evidencias de la bondad de Dios, se alegró. Entonces animó a todos a seguir firmes en la obediencia al Señor.


Allí fortalecían a los discípulos y los animaban a seguir creyendo. Les decían: «Es necesario pasar por muchas dificultades para entrar en el reino de Dios».


No dejaban de reunirse unánimes en el Templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad.


Luego volvió a subir, partió el pan y comió. Siguió hablando hasta el amanecer y entonces se fue.


El primer día de la semana nos reunimos para partir el pan. Como iba a salir al día siguiente, Pablo estuvo hablando a los creyentes y prolongó su discurso hasta la medianoche.


Al quedar libres, Pedro y Juan volvieron a donde estaban sus compañeros. Les contaron todo lo que les habían dicho los jefes de los sacerdotes y los líderes.


Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y predicaban la palabra de Dios sin ningún temor.


Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra».


Vivan alegres, pues ustedes tienen esperanza. Muestren paciencia cuando les toque sufrir y nunca dejen de orar.


No pueden beber de la copa de la Cena del Señor y también de la copa que se bebe en honor de los demonios. No pueden participar de la mesa del Señor y también de la mesa de los demonios.


Los felicito, porque ustedes se acuerdan de mí en todo y retienen las enseñanzas, tal como se las transmití.


Hermanos en la fe, si ahora fuera a visitarlos y les hablara en lenguas extrañas, ¿de qué les serviría? Solo serviría si les revelara algo de parte de Dios, o si les diera algún conocimiento, mensaje o enseñanza.


Me asombra que ustedes se hayan alejado de Dios tan pronto y hayan aceptado un mensaje distinto al de la buena noticia. Fue Dios quien los llamó, y los llamó porque los ama, aunque no merecían el amor de Cristo.


Ahora todos somos como una sola casa, que Dios ha construido sobre un sólido fundamento. Y ese fundamento es todo lo que los apóstoles y los profetas nos han enseñado. Pero la piedra más importante de ese fundamento es Cristo Jesús.


Oren en todo momento y, guiados por el Espíritu Santo, hagan sus peticiones y ruegos. Manténganse alerta y sin dejar de orar por todos los creyentes.


pues ustedes han ayudado a anunciar la buena noticia desde el primer día hasta ahora.


Esto lo hizo para que ustedes sigan confiando firmes en Cristo, sin dudar ni un momento. Para que no dejen de creer en la seguridad que les da el mensaje de la buena noticia. Este es el mensaje que ustedes oyeron y que ha sido anunciado en toda la creación debajo del cielo. Y yo, Pablo, he llegado a ser predicador de ese mensaje.


Tomen tiempo para orar, siempre alertas y dando gracias por todo.


Pero tú permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste.


No dejemos de reunirnos, como acostumbran hacerlo algunos. Al contrario, animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que se acerca el día del regreso del Señor.


Pero nosotros no somos de los que dejan de creer y acaban por perderse. Somos de los que tienen fe y salvan su vida.


Así que, lo que les anunciamos es algo que hemos visto y oído. Lo hacemos para que ustedes tengan una relación de amistad con nosotros, del mismo modo que nosotros tenemos una relación de amigos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.


Pero, si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, viviremos como amigos unos con otros. Además, por medio de la sangre de su Hijo Jesucristo, Dios nos perdonará nuestros pecados.


Aunque esos enemigos salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.


Ustedes, en cambio, queridos hermanos en la fe, sigan confiando en el amor de Dios. Esfuércense en ser cada vez mejores, pues la fe que tienen es santa. Oren guiados por el Espíritu Santo, y esperen que nuestro Señor Jesucristo, en su misericordia, les dé la vida eterna.


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