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Hechos 18:5 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

5 Silas y Timoteo llegaron de Macedonia. Entonces Pablo se ocupó por completo de anunciar el mensaje. Les presentaba a los judíos evidencias de que Jesús era el Cristo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Después de que Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo pasó todo el tiempo predicando la palabra. Testificaba a los judíos que Jesús era el Mesías;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Al llegar de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo se dedicó por entero a la Palabra, y aseguraba a los judíos que Jesús era el Mesías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo estaba dedicado completamente a la palabra, declarando enfáticamente a los judíos que Jesús es° el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Cuando llegaron de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo se consagró de lleno a la predicación, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.

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Hechos 18:5
33 Referencias Cruzadas  

Pero tengo que pasar por la prueba de un bautismo, y ¡cuánta angustia siento hasta que se cumpla!


Que vaya y dé aviso a mis cinco hermanos, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento”.


Andrés encontró primero a su hermano Simón y le dijo: ―Hemos encontrado al Mesías (es decir, el Cristo).


Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: ―¿Hasta cuándo vas a tenernos en suspenso? Si tú eres el Cristo, dilo con claridad.


Y también ustedes darán testimonio porque han estado conmigo desde el principio.


Ustedes me son testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él”.


Él nos mandó a predicar al pueblo y a anunciar que él ha sido nombrado por Dios como juez de vivos y muertos.


Entonces los apóstoles y los líderes decidieron elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Lo hicieron de común acuerdo con toda la iglesia. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, que eran líderes reconocidos por los creyentes.


Pablo llegó a Derbe y después a Listra. Allí se encontró con un discípulo llamado Timoteo, que era hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego.


De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese territorio de Macedonia. En esa ciudad nos quedamos varios días.


Durante la noche, Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos».


Les explicaba y demostraba que era necesario que el Cristo muriera y resucitara. Les decía: «Este Jesús que les anuncio es el Cristo».


Y es que Apolos les hablaba con fuerza y en público a los judíos. Discutía con ellos y, usando las Escrituras, les demostraba que Jesús es el Cristo.


»Por tanto, sépalo bien todo Israel que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Cristo».


A judíos y a griegos les he dicho que se arrepientan ante Dios y que crean en nuestro Señor Jesús.


Lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me asegura que me esperan prisiones y sufrimientos.


Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo. Lo que me importa es terminar la tarea que me dio el Señor Jesús. Quiero cumplir mi misión: anunciar el mensaje de la buena noticia del inmerecido amor de Dios.


Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.


Pero Saulo cobraba cada vez más fuerza y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el Cristo.


Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, a quien Silvano, Timoteo y yo predicamos entre ustedes, siempre fue claro. Él nunca dijo «sí», para luego decir «no», y siempre cumplió lo que dijo.


Cuando estuve entre ustedes y necesité algo, ninguno de ustedes tuvo que darme nada. Fueron los hermanos en la fe que llegaron de Macedonia los que dieron dinero para mis necesidades. He evitado serles una carga en cualquier sentido, y seguiré evitándolo.


El amor de Cristo nos domina. Porque estamos convencidos de que él sufrió la muerte que todos merecíamos, y para Dios todos hemos muerto.


Es difícil elegir entre esas dos cosas. Deseo irme y estar con Cristo, que es muchísimo mejor.


Así que les enviamos a Timoteo, nuestro hermano en la fe y colaborador de Dios en el anuncio de la buena noticia de Cristo. Lo enviamos para que los animara a seguir confiando firmemente en Jesús.


Ahora Timoteo acaba de volver de Tesalónica con buenas noticias de cómo ustedes se aman y siguen confiando en Jesús. Nos dice que ustedes siempre se acuerdan con alegría de nosotros y que tienen muchas ganas de vernos, tanto como nosotros a ustedes.


Les he escrito esta breve carta con la ayuda de Silvano, a quien considero un hermano en la fe en quien puedo confiar. Lo he hecho para animarlos y confirmarles que Dios los ama en verdad, aunque no lo merezcan. Nunca duden de su amor.


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