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Hechos 10:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 ―¿Qué quieres, Señor? —le preguntó Cornelio, mirándolo fijamente y con mucho miedo. ―Dios ha escuchado tus oraciones y ha visto cómo ayudas a los pobres —le contestó el ángel—.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Él, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cornelio lo miró fijamente, aterrorizado. —¿Qué quieres, señor? —le preguntó al ángel. Y el ángel contestó: —¡Dios ha recibido tus oraciones y tus donativos a los pobres como una ofrenda!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 El lo miró frente a frente y se llenó de miedo. Le dijo: '¿Qué pasa, señor?' El ángel respondió: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido hasta Dios y acaban de ser recordadas ante él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y él, mirándolo fijamente, y aterrorizado, dijo: ¿Qué pasa, Señor? Le dijo: Tus oraciones y tus limosnas subieron por memorial delante de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Fijó su vista en él y, atemorizado, le dijo: '¿Qué pasa, Señor?'. Le respondió: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios.

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Hechos 10:4
24 Referencias Cruzadas  

Les aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se predique esta buena noticia, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.


Ante estas palabras, María se preocupó mucho y se preguntaba qué podría significar este saludo.


Asustadas, se arrodillaron y se inclinaron hasta tocar el suelo con su rostro, pero ellos les dijeron: ―¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive?


y me dijo: “Cornelio, Dios ha oído tu oración y se ha acordado de tu ayuda a los pobres.


escuchando a Pablo. Cuando Pablo vio que el hombre tenía fe para ser sanado,


“¿Qué debo hacer, Señor?”, le pregunté. “Levántate —dijo el Señor—, y entra en Damasco. Allí se te dirá todo lo que se ha dispuesto que hagas”.


Pedro, con Juan, mirándolo fijamente, le dijo: ―¡Míranos!


Ya he recibido todo lo que necesito y aún más. Ahora que he recibido lo que me enviaron por medio de Epafrodito, hasta me sobra. Lo que me enviaron es para Dios como una ofrenda perfumada, un sacrificio que Dios acepta con agrado.


No se preocupen por nada. Más bien, oren y pidan a Dios por todo. Presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.


No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen. Esos son los sacrificios que agradan a Dios.


Porque Dios no es injusto como para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que le tienen él. Amor que ustedes le han demostrado al haber servido, y seguir sirviendo, a los creyentes.


El humo del incienso subió hasta la presencia de Dios. Subió desde la mano del ángel, junto con las oraciones de los creyentes.


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