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Hechos 10:11 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

11 Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, bajaba hacia la tierra.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Vio los cielos abiertos y algo parecido a una sábana grande que bajaba por sus cuatro puntas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 vio el cielo abierto y algo que descendía del cielo: era como una tienda de campaña grande, cuyas cuatro puntas venían a posarse sobre el suelo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Observa que el cielo se abre y que desciende un objeto, como un gran lienzo, que es descolgado a la tierra por° las cuatro puntas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 y vio el cielo abierto, y que descendía una especie de recipiente a modo de mantel grande, que era bajado por sus cuatro puntas a la tierra.

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Hechos 10:11
28 Referencias Cruzadas  

Les digo que muchos vendrán del este y del oeste, y participarán en el banquete con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.


Un día en que todos venían hasta donde estaba Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y, mientras oraba, se abrió el cielo,


Y añadió: ―Les aseguro que ustedes verán abrirse el cielo. Y verán a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.


Pero no solo moriría por esa nación, sino que también reuniría a todos los hijos de Dios dispersos en el mundo.


Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.


En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también reptiles y aves.


―Yo estaba orando en la ciudad de Jope y mientras oraba tuve una visión. Vi que del cielo bajaba algo parecido a una gran sábana. Estaba suspendida por las cuatro puntas, y bajaba hasta donde yo estaba.


―¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!


Les digo la verdad, no me avergüenzo del mensaje de la buena noticia. Es un mensaje con el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: primero de los judíos, pero también de los no judíos.


Dios adoptó como hijos a los israelitas, y a ellos les mostró su gloria. Con ellos hizo pactos y les entregó la Ley. Les dio además promesas y el privilegio de adorarlo.


»Nosotros somos judíos de nacimiento y no “pecadores” que no creen en Dios.


Ya no importa si son judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres, sino que todos ustedes son iguales gracias a Cristo Jesús.


Según ese plan, llegado el tiempo preciso, Dios pondría todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra, bajo la autoridad de Cristo.


Según ese plan, los no judíos, junto con Israel, tienen el derecho de recibir las ricas bendiciones de Dios. Son parte de un mismo pueblo y participan de las promesas de Dios. Todo eso, gracias a Cristo Jesús y por aceptar el mensaje de la buena noticia.


En esta nueva manera de vivir no importa si eres griego o judío, si estás circuncidado o no lo estás, si eres extranjero o un salvaje, si eres esclavo o eres libre. Cristo es todo lo que importa, y él vive en todos nosotros.


Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y en él se vio el cofre de su pacto. Entonces hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte lluvia de granizo.


Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llamaba Fiel y Verdadero. Era justo en sus decisiones y con justicia iba a la guerra.


Después de esto miré, y allí en el cielo había una puerta abierta. Y la voz que me había hablado antes con la fuerza como de trompeta me dijo: «Sube acá: voy a mostrarte lo que tiene que suceder después de esto».


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