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Hechos 1:14 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

14 Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración. Se reunían con los hermanos de Jesús, María su madre y otras mujeres.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

14 Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración junto con María la madre de Jesús, varias mujeres más y los hermanos de Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Todos ellos perseveraban juntos en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Todos éstos estaban unánimes, dedicados constantemente a la oración,° con las mujeres, y Miriam,° la madre de Jesús, y sus hermanos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y con María, la madre de Jesús, y sus hermanos.

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Hechos 1:14
27 Referencias Cruzadas  

Mientras Jesús le hablaba a la gente, se presentaron su madre y sus hermanos. Se quedaron afuera y deseaban hablar con él.


Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.


Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.


Algunas mujeres miraban desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé.


Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ir a ungir el cuerpo de Jesús.


Pues, si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!».


Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.


Pero todos los conocidos de Jesús se quedaron mirando desde lejos. Incluso las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se quedaron lejos.


Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea siguieron a José. Querían ver la tumba y cómo colocaban el cuerpo.


Las mujeres eran María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago y las demás que las acompañaban.


Al instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron a los once y a los que estaban reunidos con ellos.


Y estaban continuamente en el Templo, alabando a Dios.


―Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte —le avisaron.


Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.


Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.


No dejaban de reunirse unánimes en el Templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad.


Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra».


Vivan alegres, pues ustedes tienen esperanza. Muestren paciencia cuando les toque sufrir y nunca dejen de orar.


Por esta razón, el que habla en lenguas pida en oración el don de interpretar lo que diga.


Oren en todo momento y, guiados por el Espíritu Santo, hagan sus peticiones y ruegos. Manténganse alerta y sin dejar de orar por todos los creyentes.


Tomen tiempo para orar, siempre alertas y dando gracias por todo.


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