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Hechos 1:13 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

13 Cuando llegaron, subieron al lugar donde se estaban quedando. Estaban allí Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás. También estaban Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Zelote, y Judas hijo de Santiago.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Cuando llegaron, subieron a la habitación de la planta alta de la casa donde se hospedaban. Estos son los nombres de los que estaban presentes: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago (hijo de Alfeo), Simón (el zelote) y Judas (hijo de Santiago).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Entraron en la ciudad y subieron a la habitación superior de la casa donde se alojaban. Allí estaban Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelotes, y Judas, hijo de Santiago.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Y tan pronto entraron, subieron al aposento alto donde estaban alojados Pedro y Juan, Jacobo° y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo° de Alfeo, Simón el Zelote,° y Judas, el hermano de Jacobo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Entraron y subieron a la habitación donde se alojaban Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón de Zelotes y Judas el de Santiago.

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Hechos 1:13
45 Referencias Cruzadas  

Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa cobrando los impuestos. «Sígueme», le dijo Jesús. Y Mateo se levantó y lo siguió.


Él les mostrará en la planta alta una sala amplia, amueblada y arreglada. Preparen allí nuestra cena.


Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir temor y tristeza.


Al pasar vio a Leví hijo de Alfeo, sentado a la mesa cobrando los impuestos. «Sígueme», le dijo Jesús. Y Leví se levantó y lo siguió.


No dejó que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.


Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a una montaña alta, donde estaban solos. Allí cambió su apariencia en presencia de ellos.


Él les mostrará en la planta alta una sala amplia y amueblada. Preparen allí la cena.


Entonces Tomás, apodado el Gemelo, dijo a los otros discípulos: ―Vayamos también nosotros, para morir con él.


Judas (no el Iscariote) le dijo: ―Señor, ¿por qué estás dispuesto a mostrarte a nosotros y no al mundo?


―¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre? —le preguntó la portera. ―No lo soy —respondió Pedro.


Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que apodaban el Gemelo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos.


Con la mano Pedro les hizo señas de que se callaran, y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. ―Cuéntenles esto a Santiago y a los otros creyentes —les dijo. Luego salió y se fue a otro lugar.


Cuando terminaron, Santiago tomó la palabra y dijo: ―Hermanos en la fe, escúchenme.


Pedro se puso de pie junto con los demás apóstoles. Entonces, con fuerte voz, dijo: «Compatriotas judíos y todos ustedes que están en Jerusalén. Déjenme explicarles lo que sucede. Presten atención a lo que les voy a decir.


―Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.


En el cuarto del piso superior donde estábamos reunidos había muchas lámparas.


Pedro y Juan eran personas sin estudios ni preparación. Por eso, al ver la valentía con que ellos hablaban, los gobernantes se quedaron asombrados. Reconocieron que habían estado con Jesús.


Pero Pedro y Juan respondieron: ―¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a él? ¡Júzguenlo ustedes mismos!


Luego se le apareció a Santiago y más tarde a todos los apóstoles.


No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Santiago, el hermano del Señor.


En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados líderes importantes, reconocieron que Dios, aunque yo no lo merecía, me escogió. Entonces nos dieron la mano a Bernabé y a mí aceptándonos como compañeros. Y acordamos que nosotros iríamos a los no judíos y ellos a los judíos.


Los saluda Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo. Les dirijo esta carta a las doce tribus que están esparcidas por el mundo.


Los saluda Juan, el líder de la iglesia. Esta carta va dirigida a todos ustedes, los que forman parte de la iglesia y a quienes Dios ha elegido como hijos e hijas. Los amo de verdad. Pero no solo yo los amo, sino todos los que han conocido la verdad.


Los saluda Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago. Dirijo esta carta a los que son amados por Dios el Padre, protegidos y llamados por Jesucristo.


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