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Hebreos 6:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

2 Dejemos ya la enseñanza sobre bautismos, el poner las manos sobre otros, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Ustedes tampoco necesitan más enseñanza acerca de los bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 la doctrina referente a los bautismos, la imposición de las manos, la resurrección de los muertos y el juicio definitivo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de muertos, y del juicio eterno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 enseñanzas sobre abluciones, imposición de manos, resurrección de muertos y juicio final.

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Hebreos 6:2
57 Referencias Cruzadas  

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Pero Juan trató de impedírselo, diciéndole: ―Yo soy el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?


El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.


Al regresar del mercado, no comen nada antes de lavarse. Y siguen otras muchas tradiciones, tales como lavar copas, jarras y bandejas de cobre y las camas).


Ustedes han desechado los mandamientos divinos y se aferran a las tradiciones humanas».


Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no se había lavado las manos antes de comer.


Pero tengo que pasar por la prueba de un bautismo, y ¡cuánta angustia siento hasta que se cumpla!


Entonces serás dichoso, pues, aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.


―Yo los bautizo a ustedes con agua —les dijo Juan a todos—. Pero está por llegar uno más poderoso que yo, a quien ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y fuego.


Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y permanece es el que bautiza con el Espíritu Santo”.


y saldrán de allí. Los que han hecho el bien resucitarán para tener vida. Y los que han practicado el mal resucitarán para ser condenados.


―¿Acaso puede alguien negar el agua para que sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?


Así que, después de ayunar, pusieron las manos sobre ellos y oraron para despedirlos.


Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: «Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa». Y nos convenció.


A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas. En seguida fueron bautizados él y toda su familia.


Algunos filósofos epicúreos y estoicos se pusieron a conversar con él. Unos decían: «¿Qué querrá decir este charlatán?». Otros comentaban: «Parece que es predicador de dioses extranjeros». Decían esto porque Pablo les anunciaba la buena noticia de Jesús y de la resurrección.


―Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.


Así pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados. Aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas.


Pablo, sabiendo que algunos de ellos eran saduceos y los demás fariseos, alzó su voz y dijo ante el tribunal: ―Amigos israelitas, yo soy fariseo de pura cepa. Me están juzgando porque he puesto mi esperanza en la resurrección de los muertos.


Tengo la misma esperanza que estos hombres tienen. Es decir, que Dios hará resucitar a los justos y a los injustos.


Lo único que podrían señalar es lo que dije en presencia de ellos. Dije: “Es por creer en la resurrección de los muertos que hoy me juzgan delante de ustedes”».


Pablo les habló sobre la justicia, el dominio propio y el juicio que vendrá de parte de Dios. Entonces Félix tuvo miedo y le dijo: «¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando crea conveniente, te mandaré llamar otra vez».


¿Por qué les parece a ustedes increíble que Dios resucite a los muertos?


Estaban muy disgustados con los apóstoles. Pues ellos enseñaban a la gente y afirmaban que la resurrección se había hecho evidente en Jesús.


Los presentaron a los apóstoles, quienes pusieron sus manos sobre ellos y oraron.


Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de toda persona. Así lo afirma el mensaje de la buena noticia, el cual yo predico.


Todos ellos fueron bautizados en la nube y en el mar para unirse a Moisés.


Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para formar un solo cuerpo —ya seamos judíos o no judíos, esclavos o libres—. A todos se nos hizo compartir un mismo Espíritu.


Pues es necesario que todos nos presentemos ante el tribunal de Cristo. Allí cada uno recibirá lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.


Él transformará nuestros débiles cuerpos para que sean como su cuerpo glorioso. Nos transformará por medio del poder con que controla todas las cosas.


Esa circuncisión espiritual la recibieron al ser bautizados; porque en el bautismo participaron de la muerte de Cristo, y fueron sepultados para resucitar a nueva vida. Y todo porque ustedes creyeron en el poder de Dios, quien resucitó a Cristo de entre los muertos.


que se han desviado de la verdad. Andan diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, y así hacen dudar a algunos.


Hubo mujeres que confiaron en Dios y por eso él resucitó a sus familiares muertos. Otros estaban presos, pero no aceptaron que los dejaran en libertad. Al contrario, prefirieron morir a golpes, porque esperaban alcanzar una mejor resurrección.


Solo se trata de reglas externas relacionadas con alimentos, bebidas y muchas ceremonias de purificación. Esas reglas eran válidas solo hasta el tiempo señalado por Dios para cambiarlo todo.


Pero, de la misma manera, con una sola orden suya, el cielo y la tierra que ahora existen serán destruidos por el fuego. Ese día del juicio también serán destruidos los malvados.


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