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Hebreos 13:12 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

12 Por eso también Jesús sufrió fuera de la puerta de la ciudad. Al derramar su sangre en la cruz, nos hizo santos ante Dios.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 De igual manera, Jesús sufrió y murió fuera de las puertas de la ciudad para hacer santo a su pueblo mediante su propia sangre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Por eso mismo también Jesús salió de la ciudad santa para sufrir su pasión y purificar al pueblo con su propia sangre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por su propia sangre, padeció fuera de la puerta.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Por eso, también Jesús, para consagrar al pueblo con su propia sangre, padeció fuera de la puerta de la ciudad.

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Hebreos 13:12
18 Referencias Cruzadas  

Se levantaron y lo echaron fuera del pueblo. Luego lo llevaron hasta la cumbre de la colina sobre la que estaba construido el pueblo. Querían tirarlo por el precipicio.


Y por ellos mismos me entrego a ti, para que también ellos sean apartados por medio de la verdad.


Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante le brotó sangre y agua.


Lo sacaron a empujones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los acusadores dejaron sus ropas al cuidado de un joven llamado Saulo.


Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido perdonados por Dios, y él ahora los considera santos y justos. Y todo eso lo hizo gracias al Señor Jesucristo y por medio de su Espíritu. Dios los ha lavado de toda esa maldad.


Dio su vida para hacerla santa. Él la limpió de toda maldad por medio de su mensaje y del bautismo.


Por esa obediencia somos declarados santos por Dios, por medio del sacrificio del cuerpo de Jesucristo. Este sacrificio fue ofrecido una sola vez y para siempre.


¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha despreciado al Hijo de Dios? ¿Qué castigo recibirá el que ha rechazado la sangre de Cristo? Pues esa sangre es la del pacto por medio del cual había sido elegido por Dios. Quien así actúa ha insultado al Espíritu de Dios, quien nos ama, aunque no lo merezcamos.


Cristo nos hace santos ante Dios, y tanto él como nosotros tenemos un mismo Padre. Por eso, Cristo no se avergüenza de llamarnos hermanos


Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad. Del lugar donde se exprimen las uvas salió sangre. Esta sangre llegó hasta casi un metro y medio de alto y cubrió una extensión de trescientos kilómetros.


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